«La Argentina arrancó el siglo XX siendo el país más rico del mundo, y hoy tiene 40% de pobres y 10% de indigentes».

Esta frase, repetida varias veces durante la campaña presidencial por el economista «libertario» Javier Milei (quien quedó de segundo en los comicios de este domingo y disputará las presidenciales con Sergio Massa) reproduce un concepto que subyace en el inconsciente de los argentinos: que esta nación, sumida desde hace décadas en sucesivas crisis económicas, supo alguna vez ser una superpotencia.

Son varios los motes que rememoran ese pasado glorioso. El más famoso es «el granero del mundo«, una referencia al poderoso modelo agroexportador que llevó a Argentina a ser rica hace un siglo, y hoy sigue siendo su principal sustento económico.

También está «la París de Sudamérica», una alusión a la bella arquitectura de estilo europeo de la capital argentina, que hoy desentona con la realidad de un país en el que el 56% de los niños son pobres.

Estas nostálgicas frases son recuerdos de una época dorada que muchos en el país idealizan. Y que algunos políticos, como Milei, prometen revivir.

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