Introducción

Esta columna es un apoyo para el programa cuyo link acompaño, https://www.facebook.com/9RadioMX/  y que será transmitida y podrán ver este jueves 30 de noviembre a las 18 horas en México, 21 horas de Chile, dónde conversaremos y analizaremos la figura del (los) que  hemos denominado:

“Estafadores emocionales” que para mejor comprensión y desarrollo podemos separar en:

  • Los más grandes de todos, “Los psicópatas” que analizaremos tangencialmente, ya que, es un tema que requiere mucho más tiempo que el que contaremos en el programa, pero que, si es de vuestro interés podrán leer en mi columna:
  • “El demonio vestido de hombre es un psicópata” …  https://eldiariodesantiago.cl/archivos/13203 .

En segundo lugar, Los “Estafadores emocionales” que pertenecen al grupo de:

  • Los neuróticos;
  • Inmaduros;
  • Perdedores;
  • Manipuladores;

Pues bien, la pregunta más importante que debemos hacernos es:

  • ¿Por qué y para qué establecemos relaciones afectivas?

La respuesta básica sería decir:

  • A causa de que somos seres sociales y sexuales, y que, por lo tanto, nos mueven motivaciones sicológicas y hormonales a la satisfacción de ellas.

Sin embargo, aparecen en nuestro camino grandes dificultades en la consecución “primitiva” de esas necesidades:

  • Vivimos organizados socialmente con normas y leyes;

Por el bien común, a partir de un proceso evolutivo integral, hemos socializado la forma de conseguir y satisfacer esas necesidades, generando conceptos tales como:

  • El amor;
  • El respeto;
  • La dignidad;

que intentan representar a lo que aspiramos en tanto y en cuanto a lo más personal de nosotros mismos y, allí comienza el problema y el “peligro”:

Para poder conseguir estas metas, necesitamos interaccionar con otro ser humano. A través de los años, he escrito muchas columnas relacionadas con el amor, las relaciones de pareja y de familia, como una forma de llamar vuestra atención en tanto y en cuanto a que tomemos conciencia de que todo lo que pasa en el mundo, tiene que ver que ver con la familia.

Aquí encontrarán, en la presente columna y, en el programa, que les invito cordialmente a escuchar, https://www.facebook.com/9RadioMX/, algunas de las razones del porqué de tanto fracaso matrimonial y de convivencia, tanto en las parejas heterosexuales y homosexuales. (jueves 30 de noviembre de 2023 a las 21 horas de Chile)

Además, a continuación, en estos links podrán ver:

Las razones de los fracasos en las relaciones afectivas, con Víctor Sforzini

Diciembre 01

19:00 hrs tiempo de México Centro, 22 horas de Chile

Facebook: https://www.facebook.com/events/3635095256779779

Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=A1wf6Z09Z3Y

La familia

  • Todos parlamentan que la familia es la célula de la sociedad, sin embargo, en la praxis, no pasa de ser un decir, ya que, no nos hacemos cargo de que lo que la familia produce, significará finalmente la calidad de vida, del tipo de sociedad en la que viviremos.

La pareja como el alfa y el omega

Definiendo interacciones

En nuestras relaciones de pareja, podemos vivir las subsiguientes formas de interacción, que van a depender del grado de madurez alcanzado tanto en lo individual, como el grado de evolución de la pareja:

  1. Tu o yo:

Expresa la forma más narcisista de una relación, y se caracteriza por una pugna permanente entre sus integrantes y grave, gravísimo, por la explotación y uso del uno por el otro. Es la relación establecida por los psicópatas.

  1. Tu y yo:

Tipo de interacción que se aproxima a lo que debería ser una relación.

 Sin embargo, es:

  • Simbiótica;
  • Inmadura;
  • Neurótica, donde más que compartir el amor sano, se busca la reivindicación infantil neurótica de lo que no tuvimos, o nos dieron con exceso en nuestra infancia.
  • En una quedamos con un “hambre insaciable” y en la otra, “creemos que nos merecemos todo sin dar nada”.
  1. Nosotros:
  • La verdadera, auténtica relación, donde el egocentrismo muere para dar vida a la relación amorosa plena de complicidad y de intimidad, donde se conjuga el verbo amar en plenitud.

Para ello, debemos ser capaces de entender y comprender los “ingredientes” que son imprescindibles para lograr, el nosotros:

Una relación amorosa comprende de:

Un sentimiento:

  • Cuya existencia es vital para darle un sentido a la relación, integrada por un elemento vital “la empatía”;
  • Y, esta es la razón por la cual en las relaciones “psicopáticas o con un “psicópata” no existe la posibilidad del “amor”, ya que ellos, son incapaces de tener empatía por nada ni nadie;
  • El “amor” para ellos es sólo una palabra y un concepto, que le permitirá ser usado para manipular, en la consecución de sus metas a otro ser humano, que, si cree y siente, o por lo menos tiene la ilusión de poder sentir.
  • En lo personal, para mí, la pareja de un psicópata es una persona “enferma”, que tiene anulada todas sus básicas defensas. ¿Cómo se puede enamorar y sentir cosas por alguien que es incapaz de tener sentimiento alguno?

Eros:

  • En el caso de las relaciones de amistad, basta el sentimiento, que con el tiempo puede devenir en amor;
  • Pero, si hablamos de la relación hombre-mujer, mas allá del sentimiento de aprecio, entonces, es dónde aparece el “deseo” por el otro, de tenerlo, “poseerlo” y el estar dispuesto a cualquier cosa con tal de “obtener la presa”.

Y, he aquí, que nuevamente, puede aparecer la distorsión, ya que, con tal de poseer el objeto puedo ser capaz de:

  • Mentir;
  • Engañar;
  • Seducir, para saciar el instinto como veremos en el desarrollo de nuestra columna.
  • O, puede transformarse en el encuentro más sublime entre dos seres humanos, donde el amor que celebra la existencia del “otro”, más el deseo de disfrutarse mutuamente, lo torna una experiencia indescriptible.

Compromiso:

Indudablemente, la palabra nos habla por sí misma, sin compromiso no existe la posibilidad de construir nada y menos la posibilidad de mantenerlo, ya que, caso contrario, a la primera dificultad, todo se desmoronaría. Sin embargo, esto no quita la posibilidad, de que, agotadas todas las instancias, la relación no pueda disolverse.

La voluntad:

Aquí apelamos a lo volitivo, sin voluntad nada sería posible, es poner todas nuestras energías en la consecución de una meta, que en este caso es construir un mundo, “nuestro” mundo junto a un “otro”. Ella le pone la energía a nuestra conducta motivada por el deseo de ser feliz.

La inteligencia:

Aquí llegamos al factor determinante en un adulto maduro;

  • Es obligación de cada uno, cuando comienza una relación afectiva, que de verdad es una relación erótica, -aún cuando no queramos reconocerlo-, preguntarnos si de verdad tiene algún sentido proyectarse con esa persona.
  • He aquí la razón porque le abrimos la puerta de nuestra intimidad a quién no debemos, y peor aún, queremos construir nuestro devenir afectivo con alguien que ni siquiera debería haber entrado a nuestro patio.
  • La inteligencia nos debería decir y mostrar claramente la diferencia entre AMOR y enamoramiento, pero, a esa distinción, pueden acceder solamente las personas íntegras, maduras.

El devenir de una relación

Cuando concretamos una relación afectiva con el compromiso de:

  • Querernos;
  • Cuidarnos;
  • Y, respetarnos en la salud y en la enfermedad, pareciera que estamos capacitados para cometer dicho deber y promesa;
  • Que vamos a ser capaces de dar lo mejor de nosotros en la constelación que es la pareja y en la posterior aparición de la familia.

Sin embargo:

A poco andar, pequeñas y/o grandes desilusiones comienzan a invadir el campo de acción en el que se desenvuelve nuestro interaccionar y quehacer afectivo.

En nuestra columna sobre el arte de amar, dijimos que:

  • Sea cual sea nuestro grado de madurez, es muy difícil lograr desarrollar y conciliar una relación amorosa, madura, no neurótica.

¿Las razones?  Ya las hemos explicitado en nuestras columnas y en nuestra Escuela para Padres tanto en radio y televisión, así como en su momento en la Corporación Arrau, quién bajo la dirección de Juan Muñoz, nos acogió afectuosamente, y que derivan de:

Razones

Somos el subproducto de:

  • Las interacciones emocionales de “otros”;
  • De la experiencia y el aprendizaje;
  • A los interesados les invito a buscar por internet la experiencia de “Los monos de Harlow” y podrán entender y comprender mejor de lo que estoy hablando.

Nuestros primeros profesores, -nuestros padres- muchas veces son portadores de:

  • Neurosis;
  • Conflictos sexuales no resueltos;
  • Conflictos de género, de identidad;
  • Seres incapaces de amar en forma altruista;
  • Sufren de desquicies psicológicos;
  • Malas experiencias como hijos;
  • Generalmente provienen de familias disfuncionantes;
  • O, de familias separadas con toda la carga emocional que ello implica;
  • De padres alcohólicos;
  • De padres abusivos física; emocional y/o psicológicamente hablando;
  • Padres drogadictos;
  • Tantas otras disfunciones que terminan contaminando a sus propios hijos, generando en ellos, un “apego inseguro”, porque sus experiencias tempranas fueron por debajo de lo óptimo.

“Esquizofrenia”

Somos parte de una sociedad:

  • Enajenada;
  • Esquizofrénica, que por lo mismo tiene un doble discurso entre lo que dice y lo que hace. Del dicho al hecho hay mucho trecho decían nuestros abuelos.
  • Psicopática, ya que, cada día, somos más amorales, donde el “otro” vale sólo si lo puedo utilizar.

Los mensajes de nuestra sociedad concurren en una hipervalorizacion de la forma por sobre el contenido, por lo tanto, estas son parte de las muchas razones por la que nos transformamos en:

  • Unos defraudadores;
  • Simuladores y/o estafadores emocionales.

Los efectos en la edad adulta

En el sexo:

Disfunciones sexuales

No podemos creer que el provenir de este tipo de fracasos no va a repercutir en la vida de nuestros descendientes, y por lógica, los campos de acción serán en nuestra vida:

  • Sexual;
  • Afectiva;

Por lo que, podremos ser genitalmente normales y, sin embargo, ser incapaces de disfrutar de una vida sexual plena, y, peor aún:

  • Tener una total imposibilidad de funcionar normalmente, presentando algún tipo de disfunción sexual.

La condición necesaria para nuestra normalidad sexual, es que debemos alcanzar el desarrollo psicológico y emocional de un estado genital maduro, sin conflictos.

  • Los porqués están en nuestra mente, en nuestro estado psicológico, en la forma en que nos avizoramos o cómo inferimos ser.
  • Todo esto, más allá de la presunción, de haber sido educados en un ambiente que consideraba la sexualidad como “un demonio”.

El que alcancemos un estado genital maduro, y, por ende, nuestra normalidad sexual, dependerá únicamente de:

  • Si hemos alcanzado la genitalización de nuestra libido, y,
  • Si logramos evolucionar de la endogamia a la exogamia.

Por todo lo expuesto, podemos aseverar que:

  • Si nuestro desarrollo psico-sexual;
  • El constructo lingüístico;
  • El pensamiento o el símbolo declara que;

No podemos utilizar nuestros genitales por motivos inconscientes, tales como:

  • Portamos conflictos de género;
  • Que no somos férvidos;
  • Que no funcionaremos en lo sexual;
  • Tenemos conflictos homosexuales no resueltos;
  • Somos portadores de sentimientos de culpa;
  • No tenemos, tanto la mujer como el hombre, la capacidad de entregarnos, de darnos al otro en complicidad e intimidad;
  • Entonces, tenemos como consecuencia, entre otras, disfunciones sexuales

Lo afectivo, la autoestima.

El devenir de una persona, es la secuela de las interacciones:

  • Con su familia;
  • La manera en que los miembros interaccionan entre sí y con él;
  • Somos, por lo tanto, el subproducto de las relaciones íntimas y emocionales de otras personas y;
  • Por nuestra sistémica dependencia e inhabilidades, ineluctablemente, somos formados por lo preexistente y, por las condiciones de nuestro entorno familiar.

Nuestra mente es, por lo tanto:

  • El constructo de las influencias;
  • Creencias, “El hombre habita en sus creencias” Sforzini 1974.
  • Temas;
  • Ideas;
  • Actitudes;
  • Mensajes verbales;
  • No verbales;
  • De los efectos de los aspectos no verbales de la palabra hablada en nuestra narrativa, inferencia y constructo;
  • Más todas las circunstancias de vida a las que estuvimos expuesto en la constelación que fue nuestra familia.

Acción negativa sobre los hijos 

Dijimos que la forma más deficiente de relación de pareja era la de TU o YO.

Pues bien, la competencia feroz que existe entre cónyuges del tipo tú o yo, desemboca en hostilidad perpetua porque, en el plano de lo simbólico, la mujer envidia al marido y pugna con él, así como, puede hacer el marido con ella.

¿Que podría acontecer a un niño (a) en un matrimonio tipo tú o yo?

  • Algo gravísimo, ya que, muchas veces ocurre, que el antagonismo que se habría encauzado de un cónyuge a otro, se desvía inconscientemente y se arraiga contra el niño, y/o contra alguno de los hijos que posea el carácter propiciatorio.
  • Aquí se produce una monstruosidad, ya que, en el plano inconsciente, lo que se habría hecho al marido, se hará al niño, o niña según carácter.
  • Si la mujer, desea ser la dominante y asegurarse el mando por una excesiva “masculinización de su personalidad”, puede obrar entonces de esa manera contra el hijo y no contra el padre;
  • Máxime, si al estar esta relación marcada por el padre psicópata, que es un parásito que vive a expensas de la esposa, esta aparecerá como la figura que sustenta, mantiene y alimenta la familia, cubriendo los gastos de todos en el hogar.
  • Necesita “desexualizarlo”, minar el desarrollo de su masculinidad psicológica, para eliminar toda posible competencia y más grave aún, como por otra parte, al cumplir el rol de “complementario” del psicópata, ambos generan un ambiente que irá contra cualquier elemento que intente “romper este equilibrio patológico psicópata-complementario.
  • Su pareja no es “rival”, ya que fue “elegido” por sus características femeninas, débiles, psicopáticas, algo difícil de entender y aceptar, pero fácilmente comprobable en la práctica clínica.

Madre masculina sus efectos sobre el hijo

  • Ella podrá alcanzar, con la complicidad consciente o inconsciente del padre, su realización simbólica de masculinidad privando al hijo de su propia realización simbólica de masculinidad.
  • Esto nos explica entre otras tantas razones, le excesiva feminización del hombre de hoy.
  • La mujer ha tomado el poder, “identificándose con su agresor de siglos” y reprimiéndole desde la cuna.
  • Por otra parte, el padre aparece como la figura débil, ya que el niño se da cuenta que todo bien, incluso las cuentas del padre, las absorbe la madre, y todavía no sabe ni entiende que su padre es un psicópata, un cafiche, un mantenido, un explotador;
  • Si se identifica con esa imagen, buscará repetir ese patrón en su adultez y/o no tendrá una imagen de hombre para reflejarse, ni valores que Introyectar, dando como resultado un nuevo psicópata o un hombre feminizado que no es lo mismo que un hombre femenino, necesario para la congruencia psicológica.
  • Con este escenario, algunos niños podrán crecer realmente con la convicción en su estructura simbólica, de que no es “hombre”;
  • En tal situación, el niño puede convertirse en cordero inmolado y llegar a concebirse a sí mismo como incapaz de funcionar como hombre, ya que desarrollará una conducta pasivo-femenina ante una madre “masculina”.

Los padres neuróticos

Los castigos, la dominación

Es muy difícil que un hombre logre:

  • La autonomía;
  • Se emancipe y tenga seguridad en sí mismo;
  • Si se le han impuesto sumisiones, sometimientos y prohibiciones y;
  • Si ha sido desaprobado, castigado, por irrumpir espacios que las personas que le rodeaban han interpelado como propios.
  • A medida que evoluciona en distintos aspectos, sus horizontes en sus relaciones con las demás personas permanecen limitadas y;
  • Su libertad de acción queda supeditada a situaciones ambientales y a las personalidades que tienen autoridad sobre él.
  • Habiendo sido menoscabado, dominado por su padre o madre, el hombre se siente pequeño; hasta llega a concebirse a sí mismo como de pene pequeño, sin importar cuál es su realidad al respecto.
  • Por lo tanto, es portador de un sentimiento de inferioridad
  • En tal situación, neuróticamente, elegirá una mujer con las características psicológicas de su madre, o;
  • Sólo podrá alcanzar la superioridad necesaria para su “coherencia psíquica”, haciendo que su esposa sea más pequeña que él mismo y/o eligiendo un objeto “amoroso” que permita en el devenir de la relación que esto suceda. –

El hombre y la interacción con la mujer

De acuerdo a los antecedentes presentados, un hombre que ha crecido en tales adversas circunstancias, puede que en su relación con su pareja sienta la necesidad neurótica de:

  • Humillarla
  • Descontarla;
  • Le dice y hace sentir, que es amorosa, inofensiva y pequeña;
  • Le promueve la idea de que no es capaz de hacer nada;
  • Se burla estrepitosamente de sus tonterías y torpezas;
  • La crítica;
  • Ensalza su propia magnanimidad, benevolencia y su propia grandeza;
  • Profesa interesarse mucho en el fútbol, una película o la literatura y concentra su mirada en el libro, en la televisión, en el partido, ignorando a su esposa
  • La esquiva de muchas maneras, infundiéndole la sensación de que es repulsiva, intocable, no deseable

La mujer y la interacción con e hombre

Ella, aparenta aceptar sus engreimientos, y sus actos de menosprecio, pero:

  • Lo odia por la humillación que experimenta.
  • Se siente inadvertida, olvidada, rechazada y solitaria.
  • Sin embargo, tiene sus propios recursos sutiles para hostigar, empequeñecer, degradar y humillar mediante insultos o engaños.
  • Lo agrede en su punto más débil y su conducta se resume en dos sencillas palabras: «No puedes».
  • La “frigidez sexual” o disfunción orgásmica y/o;

La falta de interés en las relaciones íntimas, significa para el marido:

  • «Si fueses hombre y tuvieses para darme, yo reaccionaría ante ti”. En cambio, ya ves que por más que intentes y por mucho que pretendas darme algo para hacerme gozar, no gozo nada. No reacciono: por lo tanto, ¡No tienes nada!  ¡No puedes!» Aquí deberíamos preguntarnos sobre la posibilidad de lo que llamo una “venganza transferencial”, porque podrían estar implicados factores no resueltos del tipo complejo Edipo- Electra.

El factor inconsciente, el camino hacia la “nada”

Todo esto lo registran la mujer y el hombre en el plano inconsciente y se engendran resentimientos que no siempre, se manifiestan directamente.

Sin embargo, estos resentimientos se desplazan y conducen a expresiones de:

  • Irritabilidad,
  • Depresión y
  • Manifestaciones psicosomáticas como, cefaleas, enfermedades de la piel (principalmente prurito) y colon irritable, ya sea retentivo o expulsivo.
  • En el caso del hombre, muchas veces el resultado es una de las formas de disfunción sexual.

El amante psicológico v/s el amante sexual

En mi columna lo que no es amor, explicamos, precisamente que nuestra sociedad valoriza como amor, aquello que obedece sólo al terreno de la sexualidad.

Pareciera ser, que la única forma de sexualidad valorada por los hombres y mujeres y que se considera significativa a los ojos de la sociedad es:

  • La sexualidad física.
  • En la columna referida, señalaba que el instinto de ayuntamiento reunía una y otra vez a los amantes, y que solo el amante psicológico sabía amar.

Lo que no nos damos cuenta, es de que, en nuestras relaciones afectivas, de la índole que sean estas, una persona puede vitalizar o desvitalizar a otro.

Si nuestra calidad mental es tal que:

  • Acrecienta la vitalidad y el valor de auto-conservación para sí mismo y para los demás, entonces ese individuo es sexual o amante en el plano psicológico.
  • En el caso del amor maternal, decíamos que una buena madre no soda su leche si no también su miel.

Pero si esa persona:

  • Subestima;
  • Degrada o empequeñece a otro por inferencia, entonces podría decirse que es asexual, desvitalizante o perniciosa para otro. –

Por lo mismo, afirmó, que:

  • La sanidad de una relación, se mide o expresa en la felicidad de los integrantes de esa relación. Sforzini 1983

En el plano de la amistad, cuando:

  • La descalificación permanente;
  • La envidia y la necesidad neurótica de ser o aparentar superioridad sobre el amigo, podemos recurrir al adagio popular;
  • “Con amigos así, quien necesita enemigos”.

Tal desvitalización ocurre porque:

  • Los cónyuges no se perfeccionan mutuamente;

A la sazón, cuando prevalece este tipo de relación, hay:

  • Rivalidad;
  • Crisis;
  • Incompatibilidad;
  • Antagonismo;
  • Conflicto y acometimiento, en vez de amor y felicidad.
  • En vez de una relación de todos para uno y uno para todos;
  • Cada cual vive para sí mismo;

Esto se vislumbra claramente en las batallas que se desarrollan constantemente en las vidas de una pareja así, ya que:

  • Los actos de simulación;
  • Halagos;
  • Cortesías y pretensiones sociales de devoción;
  • No logran encubrir que existen resentimientos.

La representación simbólica

Las representaciones físicas y emblemáticas de la sexualidad son intercambiables:

  • Una representa a la otra;
  • Refleja a la otra;
  • Depende de la otra.

Cuando una pareja:

  • Yace físicamente y, sin embargo;
  • No hay complicidad psíquica y simbólica, ambos bien podrían vivir solos.
  • Son extraños y ajenos el uno al otro.

Sexo sin realización simbólica

Podemos afirmar taxativamente que:

La sexualidad humana sin realización simbólica;

  • No consigue la salud mental y física necesaria, aunque se obtenga el orgasmo físico;
  • El acto copulativo, debe ser fecundo en su significado simbólico y físico al mismo tiempo.
  • La sexualidad es y debe ser siempre, sinónimo de plenitud.

Por ejemplo, un organismo pletórico de energía vital y de impulsos reproductivos, se refleja y adquiere representación en la mente, y:

  • Se convierte en la fuerza motriz que conduce el cuerpo hacia el “otro” en busca de expresión, de “unicidad compartida”.

Pero, cuando lo psíquico es:

  • Negativo y desexualizado en su significante y significativo;
  • Es decir, en su disposición connotativa, bloquea los impulsos que afluyen a él y transmite al cuerpo que no hay sexualidad ni reproductividad.
  • En esa circunstancia el cuerpo será completamente incapaz de funcionar sexualmente y se sentirá frío sexualmente y, emocionalmente “muerto”.

Por el contrario, un cuerpo bullente de vida:

  • Radia sus anhelos de expresión a la esfera mental;
  • Donde manifiesta signo, allí dentro de las formas, significados y connotaciones del símbolo.

Sexualidad y culpa

Cuando la sexualidad ha sido retratada con:

  • La “suciedad”;
  • El pecado;
  • El hombre y/o la mujer, se sienten antinaturalmente inclinado a evitarla;
  • Tales conceptos malsanos e incapacidades amorosas, se deben a las enseñanzas o adoctrinamientos que, nos han sido transmitidos desastrosamente;

En vez de plasmar en la mente de nuestros hijos:

  • El amor;
  • El respeto;
  • La reproductividad y la creatividad como conducentes a la vida;
  • Están simbolizadas como una amenaza para la vida.
  • Es como enseñar, que, si comemos, nos moriremos de hambre;

Es decir:

Si no hay connotación sana de la sexualidad física y psicológica en el plano del símbolo, sobrevienen en la mente:

  • La desvitalización;
  • La depresión;
  • La “muerte”.

Cuando existe esta muerte no puede haber comunión en el plano psíquico o simbólico, por lo que:

  • Quien la padece se aísla de los demás;
  • No puede ser recíproco en sus sentimientos.

Esto es deshumanización:

  • Que podemos representar como caos;
  • Destrucción de la capacidad inherente del hombre de comunicarse íntimamente con su compañera, hijos, y amigos;
  • En aquel momento, el hombre y la mujer no pueden pertenecerse el uno al otro porque están entregados a los sistemas de creencias que los mantienen esclavizados por haberlos desvitalizado;
  • Tuve una tía que encontraba hipócritas las demostraciones afectivas;

Quedó solterona. Ya veterana reconoció:

  • “Mi padre o madre nunca me tocaron ni siquiera la cabeza, por eso nunca aprendí a disfrutar y compartir las caricias”.
  • Afortunadamente, en sus últimos años cambió y, uno sentía que ella estaba esperando el beso y el abrazo.

La desvitalización

  • Cuando ella asedia nuestra mente, afloran los sentimientos de superioridad y/o inferioridad;

La desvitalización más paralizante transmitido al niño, es la orden tácita de su madre o padre, incorporada a su mente inconsciente desde la infancia:

  • «Sé menos de lo que yo soy».
  • Esta orden, restringirá, los horizontes del individuo en la vida.
  • Al hacer esto, el padre adquiere una superioridad relativa para vencer la inferioridad que ha sido su herencia y que constantemente lo amenaza … «

Así también, la mujer puede que ordene inconscientemente a su esposo:

  • «Sé mujer para que yo pueda ser hombre».

La esposa, como hemos explicado, puede enviar el mensaje:

  • «Tú no tienes pene, el pene lo tengo yo»;
  • En el plano simbólico, cree esto de manera cegada, y priva simbólicamente del pene a su marido.

El lenguaje

No importa el lenguaje en que se expresen estos complejos, porque en el fondo la idea siempre es la misma:

  • Soy esto, por lo tanto, tú tienes que ser…

La persona así mandada registra inconscientemente la orden y debe aceptarla. Su respuesta es el cumplimiento:

  • «Seré esto para que tú puedas ser eso otro;
  • Soy malo, y por eso, tú eres bueno;
  • Existen otros tipos de órdenes que siguen perpetuamente estas leyes del pensamiento primitivo antagónico de la parte y contraparte;
  • Estas órdenes no se trasmiten con palabras y quién las dicta o las recibe no tiene noción de que están allí.

Se manifiestan y cobran vida mediante:

  • Insinuaciones;
  • Símbolos;
  • Signos;
  • Alusiones veladas;
  • Sugestiones y expresiones faciales, que incluye a la sazón, el lenguaje no verbal y los aspectos no verbales de la palabra hablada.

Otras manifestaciones

En contraposición con la figura del «yo soy más grande», está el adorador:

  • «Sé más grande que yo», o, “eres mas grande que yo” dice el adorador, «para que yo pueda participar de tu grandeza, para que tu grandeza se vuelque a mí, de manera que yo pueda recibir de ti». En suma, la víctima decide ser un fracasado para así recibir ayuda.

Para otros, cuando su “fortaleza” ha sido:

  • Contradicha;
  • Anulada y, en consecuencia, degradada;
  • Para “salvar su ego” debe humillar para demostrar su superioridad y afirmar su supremacía expresando: «Soy más grande que tú;
  • Esto le obliga a buscar que un “otro” se desvitalice, y, lo fuerza a degradar y empequeñecer a su esposa e hijos;

Así como a:

  • Privar;
  • Humillar y degradar a los demás;
  • Rasgarlos, empequeñecerlos, impugnarlos y condenarlos.
  • Tropezamos por lo mismo, con aquellos que buscan los defectos, debilidades e inmoralidades del otro;
  • Todo lo que sirva para degradarlos;
  • Las alusiones pueden ser demasiado sutiles, pero son los hilos que destruyen la relación matrimonial y socavan la familia.

Este trato degradante hacia el cónyuge:

  • “Sólo» ocurre cuando la persona debe llevar una vida de tipo tú o yo;
  • Estas surgen de la incapacidad para mezclarse y fusionarse con los demás en el plano psico-emocional;
  • Emocionalmente estas personas son las mismas que no han podido madurar hasta una altura en que serían capaces de simpatía y altruismo;
  • En lo profundo de ellos acecha un pánico furiosamente contenido por grandes murallas de defensas neuróticas.

El nacimiento del psicópata

  • Su egocentrismo les impide proyectar su libido fuera de sus propios límites, sobre otros seres vivientes a los cuales investirán de su propia y cálida vitalidad;
  • Éstas son las personas que han sido tan ridiculizadas, censuradas y degradadas en los primeros años de su vida, y por lo mismo, no pueden marchar en otra dirección que no sea hacia el centro de sí mismas.
  • Son gente «solitaria», patéticamente amenazadas a cada instante y precariamente equilibradas, porque no tienen nada que ofrecer para combinarse con los demás, que, en el caso de tener la predisposición genética hacia la psicopatía, tenemos un psicópata o un psicópata integrado.

Ellos odian primero a:

  • Su madre;
  • Luego a todas las mujeres y;
  • Más tarde a todo el mundo.
  • Por eso andan vengándose de todos por algo que nunca tuvieron, y creen que el mundo se lo debe.

Imputabilidad

  • Debemos señalar a estas alturas de nuestra columna, que la capacidad de percibir y valorar la realidad específica y verdadera, está latente en el cerebro de todo ser humano. Es la función que cumple el yo.
  • Sin embargo, en la problemática que estamos describiendo, observamos que un ser humano rechaza al otro, lo desalienta y no le permite entrar ni familiarizarse conscientemente con el mundo externo de la realidad y menos entrar a su mundo.
  • Nuevamente, lo neurótico, la locura o la psicopatía, domina el pensamiento de la persona que priva a la otra.

Narcisismo v/s egocentrismo

Estos términos se usan permanentemente sin que entendamos a que nos referimos. Desde ya declararemos que el narcisismo desde la perspectiva psicoanalítica es algo necesario y sano para nuestro equilibrio. El problema radica en:

 El egocentrismo

Para no extendernos más, lo explicaremos con dos ejemplos:

Ejemplo uno

  • El niño que es poco atendido, abandonado, descontado, como un mecanismo de defensa para no sufrir, se volverá sobre sí mismo;
  • De allí en adelante, su interacción con el mundo será bajo esas características.

Ejemplo dos

  • Un hombre o mujer, se enamora y es engañado (a) o “abandonado” (a) por su pareja.
  • Lo normal sería, vivir el duelo y posteriormente volver a enamorase y depositar sus afectos en otra persona.
  • La imposibilidad de lograrlo, de poder iniciar una nueva relación y depositar el afecto en un nuevo amor, eso es el egocentrismo.

Narcisismo en la amistad

  • El Yo se identifica con la manera de ser de otra persona a causa de que en sí mismo tiene esa cualidad llena de afecto;
  • Por eso, que el ser humano que basa su amistad en una identificación narcisista se une más entrañablemente al amigo (a);
  • En las relaciones hombre – mujer, si es solamente de amistad, la análoga identificación es igualmente obligatoria.
  • Ahora bien, si la relación no es solo de amistad, si no más bien, la relación definida con el nombre de «amor», indefectible es el cimiento de una identificación narcisista a la que se añade, una elección objetal condicionada por ella.
  • En la amistad se quiere “ser” como el amigo y para ello, basta la identificación narcisista.
  • En el amor objetal “se quiere tener a quien se ama”.
  • El amor que no se funda en una identificación narcisista difícilmente será amor verdadero o duradero.

Por ello, es que en general, las relaciones “amorosas” de personas con distintas:

  • Creencias religiosas;
  • Políticas;
  • Situación social;
  • Económica, no logran equilibrar una relación amorosa perdurable.
  • El “auténtico amor” es tanto más grande y imperecedero cuanto más intensa y inmarcesible es la identificación narcisista que lo determina realmente.

Corolario

Hemos intentado hacerles recorrer el camino de todos aquellos que como estafadores emocionales se acercan a nuestras vidas e intentan entrar en ella en base a la:

  • Mentira;
  • Manipulación;
  • Seducción

Con ello, intentamos dos cosas que serán el tema de nuestras conversaciones el 30 de noviembre en los siguientes links:

«Los Estafadores Emocionales«, programa será transmitido 18 horas México 21 horas Chile

https://web.facebook.com/9RadioMX

Las razones de los fracasos en las relaciones afectivas, con Víctor Sforzini

Diciembre 01

19:00 Hora., de México 21 horas de Chile

Facebook: https://www.facebook.com/events/3635095256779779

YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=A1wf6Z09Z3Y

En mi nombre y de Alfonso Rodríguez Abrego Médico Psiquiatra-Psicoanalista y escritor

y, Hugo Cotzomi Psicólogo les esperamos.

Por último les dejo estos escritos para vuestra reflexión.

El amor

Cuantas lágrimas,

cuanto dolor,

alegrías, felicidad,

existe en el mundo,

tras el intento de conjugar el verbo amar.

Mucho se ha escrito y se seguirá escribiendo

en el devenir de la especie humana sobre el tema. Sforzini

 

El amor

El amor no es debilidad,

es la «riqueza» humana compartida,

es el coexistir de dos seres distintos,

únicos,

fusionados en el eros,

el sentimiento y,

el compromiso de pensar en el nosotros.

Víctor Sforzini 1984.-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Víctor Sforzini

Miembro distinguido de la Comunidad de Profesionales en Psicoterapia e Hipnosis