“Prohibiremos la contratación de parientes de altas autoridades en cargos de confianza y reduciremos el salario del Presidente, sus ministros y los parlamentarios. Eso es lo justo. #NoMásPitutos”.

Con esa frase, en diciembre de 2021, el entonces candidato presidencial Gabriel Boric (Convergencia Social) introdujo en redes sociales el contenido que preparó para su espacio en la franja televisiva, en la recta final de la campaña que lo llevó a La Moneda.

En la pieza audiovisual agregó que “en el Chile que construiremos no habrá espacio para el pituto. Para eso tenemos que pasar a la acción: prohibiremos la contratación de parientes de altas autoridades del Estado en cargos de confianza. Sí, es de sentido común. Pero usted y yo sabemos que eso no es lo que pasa hoy”.

Es más, como parte de su campaña presidencial Boric se comprometió con una “ley antipituto”, que tendría por fin “fortalecer la prohibición de contratación de parientes para altas autoridades públicas”.

Ya como Presidente, en sus primeros días de administración, Boric volvió a enfatizar en el punto. Ese es el mensaje que se leía en el instructivo titulado “Lineamientos que impiden la contratación de parientes” que él mismo hizo llegar a todos los ministerios el 25 de marzo del año pasado, a poco más de una semana de haber asumido la Presidencia.

Entre otros puntos, mandataba impedir contrataciones cuando se trate de familiares de ministros o subsecretarios hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo por afinidad, incluyendo a los convivientes civiles.

“Por la urgencia que esta materia exige, he decidido instruir desde ya a todos los ministerios y gabinetes a fin de que se considere un estándar más estricto que el de las normas vigentes respecto de la prohibición de contratación de parientes en los casos que se detallan en este acto”, se leía en el documento.

Hoy, esas frases resurgen y ponen en un escenario complejo al Presidente, luego de que este miércoles defendiera públicamente el vínculo familiar entre el jefe de asesores de Presidencia, Miguel Crispi (Revolución Democrática), y la jefa nacional del Programa de Asentamientos Precarios del Ministerio de Vivienda, Verónica Serrano: son sobrino y tía.

Aunque no es ministro ni subsecretario, Crispi ocupa un cargo relevante y estratégico en el corazón de La Moneda.

En medio del lío de platas que involucra a distintas fundaciones y a reparticiones gubernamentales, se conoció que Serrano, quien asumió su cargo en junio de 2022, es indagada por el Ministerio Público por apurar la firma de convenios con fundaciones para, según ella, cumplir con la ejecución presupuestaria del programa que encabezaba en esa época.

Como reveló este medio, ya está en manos del ente persecutor un correo que la arquitecta envió el 20 de septiembre al otrora seremi Carlos Contreras -quien dejó el cargo por los convenios con Democracia Viva-, para que justamente acelerara los tratos con las entidades investigadas por fraude y malversación de caudales públicos.

En ese contexto, consultado por la prensa por el vínculo familiar entre ambos, el Mandatario señaló que “yo juzgo a la gente por su cumplimiento a la ley, por sus méritos y trayectoria, y no por las relaciones familiares que tengan”.

Además, agregó que tanto él como el ministro del Vivienda, Carlos Montes, han instruido “que se pongan todos, absolutamente todos, los antecedentes a disposición. Y por eso hemos visto que últimamente se han realizado diversas diligencias que han permitido también ampliar el marco de la investigación (…). Acá cualquier persona haya contribuido a defraudar la fe pública y utilizar o mal utilizar recursos, va a tener que responder. Y en eso no va a haber defensa corporativa para absolutamente nadie”.

El caso de los Crispi-Serrano no es el único de funcionarios que son familiares y que han trabajado en el gobierno al mismo tiempo. Por ejemplo, también estaba el exjefe del programa de Asentamientos Precarios Ricardo Trincado, y el de su hija, Catalina Trincado, quien ahora está en la Subdere.

Otros giros

El Mandatario también evidenció un cambio en su discurso en torno a Carabineros: pasó de querer refundar la institución como candidato, a respaldarlos como Presidente. Tras participar del responso en memoria de la sargento segundo Rita Olivares, quien murió en marzo de este año al recibir un balazo en la cabeza, Boric realizó una autocrítica por las posturas que defendió en años anteriores. “Vale la pena reflexionar respecto de nuestras actuaciones en el pasado”, dijo en esa ocasión.

Algo similar ocurrió en torno a la figura del expresidente Sebastián Piñera. En septiembre de este año, Boric aseguró que su antecesor “buscó genuinamente lo que él pensaba era lo mejor para el país” y que “es un demócrata”. Un año antes, dijo que durante su administración “fuimos testigos de una represión descontrolada que terminó con muertes, heridos y más de cuatrocientas personas víctimas de trauma ocular”.

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