Nadie duda de que Bill Gates sea una de las personalidades más reputadas de la industria tecnológica. Al fin y al cabo, fue el fundador de Microsoft junto a Paul Allen y el ideólogo del sistema operativo Windows, así como del paquete ofimático Office y de muchas otras herramientas que, en mayor o menor medida, todos estamos acostumbrados a utilizar en nuestro día a día. Por ello, a pesar de que dejó el cargo de CEO de la compañía de Redmond en el 2000 y de que abandonó su puesto en la junta directiva de la big tech en 2017, sus opiniones siguen teniendo mucho peso.

Más allá de entrevistas y conferencias en diversos foros, Bill Gates cuenta con dos canales a través de los cuales da a conocer su visión del mundo actual y del futuro. El primero de ellos es su blog personal, que recibe el nombre de Gates Notes. El otro es un pódcast titulado Unconfuse Me. Precisamente ha sido este último el que ha utilizado para charlar con Hannah Ritchie, científica de datos de origen escocés y experta en cambio climático. Actualmente, es una de las investigadoras más importantes de la Universidad de Oxford gracias a su trabajo como subdirectora en el proyecto Our World in Data.

En este episodio de su pódcast, Bill Gates charla con Hannah Ritchie acerca de su trabajo y, sobre todo, del nuevo libro que acaba de publicar: Not the End of the World. En un momento dado, ambos reflexionan acerca de qué sería lo que preguntarían a un viajero del tiempo procedente del futuro. Tras unos instantes de reflexión, el fundador de Microsoft indica que le cuestionaría acerca del porcentaje de la población mundial que podría vivir en el año 2100 con 20 dólares al día, es decir, con un salario de 600 dólares al mes, aproximadamente.

¿Por qué esa cifra?

Actualmente, 20 dólares diarios es la cifra mínima considerada para satisfacer las necesidades básicas de cualquier ser humano y gozar de cierto nivel de confort, si bien es cierto que esto depende mucho del lugar del mundo en el que se habite. Sorprendió que el que fuese antaño un auténtico líder de la industria tecnológica no se plantease preguntar al supuesto viajero del tiempo acerca de la IA o la energía, por ejemplo.

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