El máximo opositor de Vladimir Putin, Alexei Navalny, murió en condiciones extrañas en una prisión en el Ártico hace casi un mes y pareció, con ello, dar un respiro al mandatario, que buscará su reelección en las elecciones de este fin de semana, en un contexto de gran descontento social. Sin embargo, el disidente aún podría representar una fuerte amenaza para su figura, incluso sin estar en vida.

15 días antes de morir, Navalny apeló a sus seguidores y les pidió su apoyo en una particular movida. El disidente los llamó a acudir a los centros de votación este domingo 17 a las 12 del mediodía en una muestra de su malestar por las condiciones en las que se celebran estos comicios. Incluso si no desean votar en aquel momento, la idea es que haya grandes concentraciones de personas en los centros.

“Me gusta la idea de que los votantes anti-Putin acudan a los colegios electorales a las 12 del mediodía… Al mediodía contra Putin”, escribió Navalny entonces en un mensaje en redes sociales que luego complementó con una breve explicación de su idea. Frente a los operativos represivos que el Kremlin suele ordenar contra cualquier manifestación opositora, el disidente consideró que esta estrategia no incumple ninguna ley o norma vigente, por lo que difícilmente pueda ser sofocada.

“¿Qué pueden hacer? ¿Cerrarán los colegios electorales a las 12 del mediodía? ¿Organizarán una acción de apoyo a Putin a las 10 de la mañana? ¿Registrarán a todos los que vinieron al mediodía y los incluirán en la lista de personas poco fiables?”, bromeó.

Desde el 16 de febrero, la idea quedó en manos de su esposa y heredera política, Yulia Navalnaya, que la impulsó y consiguió que múltiples personas que desean dejar al descubierto que las elecciones de este fin de semana no serán ni libres ni justas se sumen.

“Alexei llamó a la gente a participar en esta protesta y, por eso, para mí personalmente esto es tan importante. Quiero hacer lo que él pensó que era correcto”, comentó Navalnaya.

A la luz de este indiscutido apoyo, que también quedó plasmado en las kilométricas filas que se vieron durante su funeral y en las vigilias e improvisados altares que se montaron en ciudades de todo el país, Maxim Reznik, un opositor que manifestó su agrado a “Mediodía con Putin”, comentó a Político que “incluso muerto, Navalny está causando el máximo daño” al Presidente e insistió, por ello, en la importancia de adherir a la convocatoria.

“Dio toda su vida por nuestra libertad. Lo último que hizo fue pedirnos que le diéramos 30 minutos”, agregó.

Desde que en 2020 Putin modificó la Constitución a su favor, para poder permanecer en el cargo más tiempo, y con los antecedentes de pasados comicios, la oposición rusa supo que las elecciones de este fin de semana no contarían con ningún tipo de garantía democrática. Inclusive, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ya vaticinó que el mandatario ganaría con el 90% de los votos, “un margen enorme” frente al 77% de 2018 y a pesar del gran descontento social.

A esto se sumaron las múltiples estrategias que el Kremlin ha estado aplicando para lograr salir victorioso, con el menor margen para dudas.

Entre las maniobras se ha denunciado la extorsión a cambio de un voto positivo, por ejemplo, con premios de créditos en el transporte público, autos, propiedades y hasta vales de café. Empleados estatales y estudiantes también han recibido órdenes para emitir su voto en días y horarios específicos.

Por otro lado, el oficialismo impulsó una fuerte campaña basada en sus ideales de nacionalismo y homofobia, llamando a los rusos a que voten correctamente para evitar las consecuencias que podrían deparar al país de no hacerlo. “¡Sean hombres, vayan a votar!”, se escucha en uno de los spots en los que se ve a un hombre afeitándose las piernas y maquillándose, mientras los sitios web de medios opositores fueron bloqueados.

Varias ciudades, como Ekaterimburgo, Novosibirsk y Riazán intentaron restar importancia a la convocatoria “Mediodía con Putin” anunciando su propia festividad antes de la Cuaresma ortodoxa del domingo en ese horario.

Asimismo, Rusia tendrá este año la lista presidencial más corta de su historia moderna, con tan sólo cuatro candidatos. Gracias a que Putin ha conseguido tener a todos sus opositores exiliados, bloqueados, encarcelados o, incluso, muertos, contra él compiten sólo tres políticos estratégicamente elegidos.

Nikolai Kharitonov, líder del Partido Comunista; Leonid Slutsky, del Liberal Democrático; y Vyacheslav Davankov, del Nuevo Pueblo, son las opciones que tiene la oposición que no desea apoyar a Putin. De todas formas, sus diferencias con el mandatario son escasas. Por ejemplo, Davankov dice buscar al nicho liberal pero, en la realidad, esboza pocas ideas progresistas, demandando la paz con Ucrania “en nuestros términos”, apoyando las anexiones sobre este país y las leyes de censura militar, y hasta impulsando una ley que prohíbe las cirugías de reasignación de sexo.

Por último, incluso con casi todos los riesgos eliminados para esta instancia, en las propias urnas, muchos analistas advierten que se utilizarán métodos para inflar la participación y facilitar la manipulación. Incluso, señalaron que la extensión de tres días de los comicios y la implementación del voto electrónico son parte de estas estrategias.

“Lo que estamos a punto de ver es, en realidad, una ‘operación electoral especial’ en la que Putin vuelve a nombrar a Putin”, alertó Reznik, intentando trazar un paralelismo con el término con el que el Kremlin se refiere a la guerra en Ucrania.

“El objetivo es hacer que todo parezca real y crear la apariencia de un apoyo mayoritario para ocultar, a los ojos de los rusos y del mundo exterior, el hecho de que Putin no tiene derecho legal a participar en estas elecciones en primer lugar”, sumó por su parte Ekaterina Schulmann, analista política en el Carnegie Russia Eurasia Center de Berlín.

Sea como sea, el pueblo ruso, descontento con el autoritarismo y el control que rige sus vidas, está decidido a no dejarse pisar en estas elecciones. “Durante el funeral de Navalny, la gente se dio cuenta de que son muchos y de que hay una forma de demostrar que su opinión cuenta. En la actual Rusia, las filas se han convertido en un símbolo de disidencia, una forma de expresar la posición cívica”, apuntó la aspirante presidencial inhabilitada Ekaterina Dunstova.

“Putin ha despojado a los ciudadanos rusos de casi todos sus derechos pero, hasta ahora, no de éste”, concluyó el aliado de Navalny, Ivan Zhdanov, confinado en que ya no se puede evitar más su voz.

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