La próxima semana la reforma constitucional que habilita un nuevo proceso constituyente debería despacharse del Senado e ingresar a la Cámara de Diputados. Ahí, el Gobierno podría anotarse un triunfo importante: sacar adelante un acuerdo transversal que allana el camino para una nueva constitución, pero que lo hace lejos de las ideas más radicales que se instalaron tras el 18 de octubre.

Tras el plebiscito del 4 de septiembre, el Presidente Boric se ha intentado desmarcar del denominado octubrismo, aislando incluso las posturas más radicales al interior de su Gobierno y poniendo parte importante de su capital en el acuerdo.

Sin embargo, en los últimos días se ha instalado en el oficialismo la preocupación por lo que podría ser un retorno de una ola octubrista, un “neoctubrismo”, y que podría complicar la agenda del Gobierno y los intentos de Boric por dar vuelta la página tras la derrota sufrida en el plebiscito constitucional.

El fantasma que ha vuelto a rondar en Palacio, no sólo amenaza el clima de unidad que se le buscar dar al acuerdo constitucional, sino que también a otro proyecto clave en la agenda de Boric: la recuperación de los espacios públicos dañados durante el estallido.

Ambos proyectos tienen que ver con el giro hacia el centro que ha tomado el Presidente Boric tras la derrota en el plebiscito, con el objetivo de salir de la trinchera política y dar muestras de gobernabilidad.

En la última semana, de hecho, Boric ha intensificado su discurso en contra de la violencia y ha puesto su capital político en ambos temas.

La arremetida de Campillai y el resurgimiento de la agenda por los presos del estallido

Fue el lunes cuando el Presidente Gabriel Boric anunció el plan que busca recuperar el eje Providencia-Alameda, uno de los más afectados por la violencia que se vivió a partir del 18 de octubre de 2019. La puesta en escena fue cuidadosa y en el Ejecutivo tomaron los resguardos de buscar apoyos transversales para dar a conocer el proyecto.

Sin embargo, el flanco vino una vez más desde el corazón del denominado octubrismo, cuando la senadora independiente Fabiola Campillai se opuso a que se reintegrara la entrada al metro Baquedano, como dispone el proyecto. La parlamentaria difundió un mensaje desde el mismo lugar en que horas antes el Mandatario había hecho el anuncio: “Solicito al gobierno de Gabriel Boric no cerrar ni remodelar el Jardín de la Resistencia ni la Plaza hasta que se esclarezcan las querellas e investigaciones sobre los hechos acontecidos en el lugar y se inicie un proceso participativo junto a víctimas de violencia estatal”, fue parte del mensaje que entregó la senadora.

Tras la objeción de Campillai, la senadora se reunió la tarde del martes con la ministra del Interior, Carolina Tohá, y el subsecretario de la cartera, Manuel Monsalve, para abordar el tema de los presos del estallido. En el Ejecutivo esperaban calmar las críticas y buscar un acuerdo con Campillai. Sin embargo, a la salida del encuentro la senadora no sólo emplazó directamente al Presidente Boric para pedir “indultos particulares” a los presos del estallido, sino que también reafirmó su postura de rechazo a la reapertura de la entrada del metro Baquedano.

Fuentes del oficialismo reconocen que fue un golpe duro para La Moneda, ya que el proyecto es una apuesta directa del propio Presidente, y porque el tema de los presos del estallido se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza para el Ejecutivo. La presión llevó incluso a que se decidiera mantener lo que sería un espacio de memoria en el metro Baquedano.

El retorno de Elisa Loncon y las críticas al proceso

Al conflicto con Campillai, esta semana se sumó la dura crítica que hizo al nuevo proceso constituyente la expresidenta de la convención, Elisa Loncon, quien aseguró que el acuerdo no es democrático, “porque las decisiones las está tomando un Parlamento con imprecisiones en el lenguaje, que por un lado dice escaños reservados y por otro dice aquí Chile es uno solo”.

La representante mapuche agregó que “este proceso constituyente lo está liderando la derecha (…). Considero insuficiente el acuerdo que hoy día se tiene, porque han empezado a resolver materias constitucionales solo los partidos políticos, que representan a un porcentaje muy reducido de la sociedad”.

En La Moneda generó incomodidad que Loncon, a quien Boric una vez electo visitó en la convención, cuestionara el carácter democrático del proceso que se está llevando adelante, más aún cuando ha sido el propio Presidente el que se la ha jugado para sacarlo adelante.

En el oficialismo consideran que estas posturas solo complican y alejan la posibilidad de tener una nueva constitución, al tiempo que incomoda que la crítica venga desde el órgano que tuvo la oportunidad de generar una nueva carta fundamental y que terminó siendo el principal responsable de la derrota del 4 de septiembre.

La crítica de Loncon se suma a la arremetida que ya venía realizando desde hace algunos días el Partido Comunista con figuras como Daniel Jadue. Desde el partido, y pese a que firmaron el acuerdo, han insistido en que independiente de lo que surja de este proceso seguirán empujando una asamblea constituyente.

“Lo que salga de este proceso será la base para la siguiente. Yo no soy de los que piensen que una Constitución debe durar 50 años”, sinceró Jadue. Y agregó: “La nueva Constitución durará lo que se demore el pueblo en definir si le sirve o no le sirve”.

Focos de violencia

Además, en el oficialismo y en los sectores que impulsan el acuerdo, miran con preocupación los hechos de violencia que se han reactivado en los últimos días y que creen podrían empañar el clima de unidad que se espera generar para el nuevo proceso constituyente.

El principal se dio este lunes cuando un grupo de ciclistas, denominados Revolución Ciclista Plurinacional, realizó lo que se ha denominado como un tour de funas, en el que dañaron sedes partidarias y la casa del representante de Amarillos, Cristián Warnken. El hecho terminó con cuatro detenidos.

Se trata de una organización que tuvo fuerza durante el estallido social, y quienes incluso llegaron en más de una ocasión hasta las cercanías de la casa del entonces Presidente Sebastián Piñera.

Los hechos de violencia se dan además en momentos en que el Gobierno busca dar señales en materia de seguridad.

Los mensajes de Boric al octubrismo

En medio de este panorama ha sido el propio Boric quien ha salido a responder las críticas de los sectores vinculados al octubrismo. Esta semana, de hecho, y ad portas del debate de la reforma constitucional en la Cámara, el Mandatario ha endurecido el discurso.

El sábado en entrevista con Diario Financiero, Boric sostuvo que “hubo un evento telúrico que es el 4 de septiembre y tenemos que ajustarnos a eso”.

En la misma línea, este lunes, en entrevista en radio Sonar, aseguró que «quiero recordar que esto es la continuidad de un proceso, y que quienes queríamos una alternativa que profundice de manera mucho más radical la democracia, perdimos». «No se puede dejar de considerar aquello, perdimos por 62%», agregó.

La noche del miércoles, en tanto, el Mandatario hizo un balance de fin de año en el canal Via X. Ahí se refirió a los hechos de violencia que se generaron esta semana asegurando que “la violencia se naturalizó durante mucho rato en nuestra sociedad, donde había gente que se sentía con la facultad y la impunidad de poder destruir un local y que si alguien los paraba sencillamente desconocer todo tipo de autoridad. Creo que eso tenemos que recuperar».

En la entrevista Boric volvió a defender el proceso constituyente que se lleva adelante y respondió directamente a las críticas de Elisa Loncon: «Creo que Elisa Loncon está equivocada. Esto es un proceso democrático».

Y agregó: «Me hubiese gustado que ganáramos el plebiscito de salida del primer proceso, pero eso no fue así. Hubo un fracaso de los sectores que estuvimos con el Apruebo (…). Es evidente que ante una derrota de esa magnitud es inviable políticamente repetir exactamente lo mismo, entonces desconocer aquello y creer que vamos a hacer exactamente lo mismo, creo que no tiene asidero».

Por Jaime Sánchez para El Líbero

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