El tiempo pasa inexorablemente y, según nos dicen los físicos, la flecha del tiempo solo va en un sentido: hacia delante. El impacto del paso del tiempo en nuestro envejecimiento no es lineal y sabemos que el estilo de vida tiene un efecto fundamental. Gracias a los relojes biológicos ahora podemos medir el efecto de nuestros hábitos sobre los factores moleculares del envejecimiento. Y frente al concepto tradicional de que envejecemos a cada segundo que pasa, nuevos datos indican que este es un proceso fluido en un sentido u otro.
Esto es algo que llevo viendo en mis pacientes cuando analizo de forma longitudinal sus datos de longitud telomérica: no hay una tendencia lineal a un acortamiento de sus telómeros con el paso del tiempo. Las mejoras en su estilo de vida y las terapias que aplicamos suelen alargar sus telómeros, lo que sería un indicador de reversión de este marcador celular de envejecimiento.
Ahora, un grupo de investigadores de Estados Unidos, Suecia y de Altos Lab ha publicado un estudio centrado en el efecto del estrés sobre el envejecimiento. Para ello han examinado los datos disponibles de los relojes biológicos en diferentes circunstancias vitales que suponen un elevado estrés para el organismo. En concreto, la pandemia por covid-19 y ciertos fármacos, pasar por una cirugía, el embarazo o la parabiosis.
Siameses forzados
La parabiosis es una técnica conocida desde los años 50 del siglo XX. En ella se une a dos animales de laboratorio suturándolos por parte de su superficie corporal. Tras un proceso que puede durar pocas semanas y si no hay rechazo inmunológico, los sistemas circulatorios se unen y los animales pasan a compartir la sangre.
Los autores de este nuevo estudio unieron durante dos meses pares de ratones con una edad de 3 y 20 meses. Y efectivamente comprobaron cómo los ratones jóvenes envejecían, volviendo a su estado anterior a la intervención a los dos meses de ser separados quirúrgicamente. Estos datos están en línea con experimentos anteriores que demostraban que las capacidades físicas de los individuos en este tipo de experimentos mejoraban para el mayor y empeoraban para el joven.
Esta es una demostración sólida de que el envejecimiento medido a través de los relojes biológicos es reversible. Hasta la fecha existían datos que apuntaban en este sentido, pero no teníamos un modelo que tan claramente demostrara cómo un factor ambiental podía aumentar el envejecimiento y cómo posteriormente se podía rejuvenecer una vez el estímulo desaparece.
Otros estresores que nos envejecen
El estrés crónico es sin duda una de las pandemias que invaden las sociedades occidentales, y una de las principales causas de enfermedad, absentismo y discapacidad. Sin embargo, para poder demostrar la reversibilidad del envejecimiento causado por el estrés, los investigadores tuvieron que buscar sucesos estresantes que no fueran crónicos.
| Los pacientes operados de urgencia tras un accidente sufrieron un aumento rápido de su edad biológica tras la cirugía
Un ejemplo son los pacientes intervenidos de emergencia tras un accidente. Estos sufrieron un aumento rápido de su edad biológica tras la cirugía, que volvió a su estado anterior unos días después de la intervención. Curiosamente, aquellos sujetos que se sometieron a una intervención quirúrgica programada no envejecieron bruscamente como lo hicieron aquellos sujetos a una cirugía de emergencia.
El embarazo es sin duda una de las etapas vitales que más cambios suponen en la fisiología y el metabolismo de la mujer. Y supone un estrés vital y biológico importante. Los investigadores pudieron comprobar cómo, tras el parto, las mujeres fueron recuperando paulatinamente su edad biológica.
La pandemia por covid-19 ha sido sin duda también un episodio estresante a nivel colectivo. Ya describimos en este espacio cómo la medición de relojes biológicos en pacientes de covid demostraba un envejecimiento acelerado. Los fármacos y suplementos pueden suponer también un estímulo externo que acelere o ralentice el envejecimiento. Los investigadores encontraron que un fármaco inmunosupresor, llamado tocilizumab, aceleraba la recuperación del reloj biológico en pacientes convalecientes de covid.
Utilidad práctica
Este tipo de estudios pueden parecer pruebas de concepto y conocimiento científico básico sin aplicación, más allá de que pueda romper con paradigmas anteriores. Sin embargo, las implicaciones prácticas son inmediatas.
Datos como los estudios de covid y envejecimiento han demostrado un peor pronóstico y evolución de pacientes con una edad biológica más avanzada según su reloj epigenético frente a pacientes con menor envejecimiento biológico. La capacidad para recuperarse en situaciones de estrés vital puede aumentar las posibilidades de supervivencia. Tener una edad biológica avanzada reduce la supervivencia en casos como la enfermedad cardiovascular o el cáncer.
Otra aplicación práctica que se desprende de este estudio es que los relojes biológicos pueden servir para medir el efecto del estrés o de otros factores ambientales y también el efecto de intervenciones que pretendan mejorar los hábitos de vida y la salud del sujeto.
El estudio también ha servido para poner de manifiesto que no todos los relojes biológicos basados en la metilación del ADN tienen la misma capacidad para detectar los cambios producidos por agentes ambientales. Por tanto, una correcta validación de los nuevos métodos que están apareciendo continuamente es precisa.
Este estudio es sin duda un trabajo importante que demuestra la fluidez del envejecimiento. Y si bien por el momento el resultado neto es inexorable, sabemos que en lapsos de tiempo cortos la línea evoluciona en uno y otro sentido. Y sobre todo para nuestro día a día, confirma que el estrés nos envejece y estar tranquilos nos rejuvenece. Busquemos la forma de sobrellevar las presiones cotidianas que, al fin y al cabo, no nos aportan nada.
/psg