Las personas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que consumen más alimentos ricos en determinados ácidos grasos omega-3 –como las nueces, el aceite de canola y las semillas de calabaza– pueden sufrir un deterioro físico más lento de la enfermedad y tener una supervivencia ligeramente mayor. Estos son los resultados de un estudio, que analizó la supervivencia de personas con ELA en el transcurso de 18 meses, que se ha publicado este miércoles en Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología. Los investigadores también descubrieron que un ácido graso omega-6 podría ser beneficioso. El estudio no prueba que estos ácidos grasos omega ralenticen el deterioro de la ELA o prolonguen la supervivencia; solo muestra una asociación.

«El vínculo hallado en nuestro estudio entre la dieta y la ELA es intrigante y sugiere, aunque no prueba, que los enfermos de ELA podrían beneficiarse de incorporar más ácidos grasos omega-3 a su dieta», afirma el Dr. Kjetil Bjornevik, de la Universidad de Harvard en Boston (Massachusetts) y miembro de la Academia Americana de Neurología. «Ahora será importante llevar a cabo investigaciones adicionales que analicen específicamente el ácido graso omega-3 de origen vegetal ácido alfa-linolénico en personas con ELA para explorar más a fondo esta posibilidad».

Estudio con 449 personas

En el estudio participaron 449 personas que padecían ELA con una edad media de 58 años, a las que se hizo un seguimiento durante 18 meses. Del total de participantes, 126 (el 28%) fallecieron al final del estudio. Los investigadores analizaron los niveles de ácidos grasos omega-3 en la sangre de los participantes. Los dividieron en cuatro grupos, de menor a mayor cantidad.

Los participantes realizaron una prueba para evaluar la progresión de la enfermedad y la gravedad de los síntomas. La prueba medía 12 aspectos de la función física, como la deglución, el habla, la masticación y la capacidad para utilizar los músculos de las manos, los brazos, las piernas y el torso, así como la función respiratoria. Cada categoría se puntuaba de cero -es decir, ninguna capacidad- a cuatro -es decir, capacidad normal-. Las puntuaciones totales oscilaban entre cero y 48, y las más altas indicaban mejor funcionamiento y síntomas menos graves.

Los investigadores descubrieron que un ácido graso omega-3 llamado ácido alfa-linolénico era el más beneficioso. Este ácido se encuentra en muchas semillas y aceites, como la linaza, las nueces, la chía, el cáñamo y muchos aceites vegetales comunes. Las personas con la mayor cantidad de ácido alfa-linolénico tenían una puntuación media de 38,3 al inicio del estudio, mientras que las personas con la menor cantidad tenían una puntuación media de 37,6. Un menor número de personas del grupo con mayor cantidad de ácido alfa-linolénico falleció durante el estudio, con 21 muertes, o el 19%, en comparación con las personas del grupo con menor cantidad, con 37 muertes o el 33%.

Tras ajustar por edad, sexo y etnia, las personas con las mayores cantidades de ácido alfa-linolénico tuvieron un riesgo de muerte durante el estudio un 50% menor que las personas con la cantidad más baja.

Los niveles más altos de un ácido graso omega-3 específico llamado ácido eicosapentaenoico, que se encuentra en los pescados grasos y en los suplementos de aceite de pescado, también se asociaron a un menor riesgo de muerte durante el estudio.

Además, los investigadores descubrieron que un ácido graso omega-6 llamado ácido linoleico, que se encuentra en aceites vegetales, frutos secos, carnes, semillas y huevos, se asoció a un menor riesgo de muerte durante el estudio.

Una limitación del estudio es la falta de acceso a datos sobre la dieta general de los participantes, incluidos otros nutrientes y suplementos, así como la ingesta calórica total, todos los cuales podrían estar asociados con el tiempo de supervivencia en la ELA.

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