Un grupo internacional de astrónomos reportó, en dos artículos en la revista The Astrophysical Journal Letters, el descubrimiento de un grupo de 10 galaxias que están conectadas a través de una gran «telaraña cósmica» que se remonta a los inicios del universo, informó la NASA.
De acuerdo con la agencia espacial estadounidense, el hallazgo de esta estructura en forma de filamento, que mide 3 millones de años luz de largo, es una evidencia de que las galaxias no se encuentran dispersas al azar por el espacio.
Los científicos indicaron que el arreglo galáctico se creó 830 millones de años después del Big Bang, casi al principio de que el universo comenzó a formarse, considerando que este tiene 13.000 millones de años. Asimismo, señalaron que este hilo cósmico parece estar anclado a un cuásar luminoso, que es una galaxia que tiene un agujero negro en su núcleo. Este objeto astronómico fue denominado como ‘J0305-3150’.
En el primer estudio se sugirió que esta estructura eventualmente podría evolucionar hacia un cúmulo masivo de galaxias muy parecido al cercano cúmulo de Coma, que es considerado como uno de los más grandes del universo. «Esta es una de las estructuras filamentosas más antiguas que se haya encontrado asociada con un cuásar distante», explicó el investigador Feige Wang.
El filamento de galaxias fue identificado a partir de las imágenes obtenidas por la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) del telescopio espacial James Webb, las cuales formaron parte del programa ASPIRE. Según la NASA, el objetivo del ASPIRE es examinar los entornos cósmicos de los primeros agujeros negros mediante la observación de 25 cuásares que se cree que existieron en la ‘época de la reionización’, que es el período correspondiente a los primeros 1.000 millones de años después del Big Bang.
Descubriendo cómo se «ensamblan los agujeros negros»
En la segunda investigación, los especialistas explicaron que los agujeros negros supermasivos, que se encuentran en los núcleos de ocho cuásares del universo primitivo, son entre 600 millones y 2.000 millones más masivos que el Sol. No obstante, enfatizaron que se intenta comprender por qué estos objetos astronómicos crecen rápidamente y son tan masivos.
«Estas observaciones sin precedentes están proporcionando pistas importantes sobre cómo se ensamblan los agujeros negros», subrayó el científico Jinyi Yang, quien recalcó que estos «están situados en galaxias jóvenes masivas que proporcionan la reserva de combustible para su crecimiento».
Además, Yang señaló que los enormes flujos de materia (vientos) provenientes de los agujeros negros pueden regular potencialmente la formación de estrellas en sus galaxias anfitrionas. «Tales vientos se han observado en el universo cercano, pero nunca se han observado directamente en la época de la reionización», detalló Jinyi Yang, concluyendo que «la escala del viento está relacionada con la estructura del cuásar», por lo que gracias a datos mostrados por el Webb se está observando que estos «vientos existieron en el universo primitivo».
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