Acto inconsciente o involuntario de crujir los dientes, normalmente durante el sueño. Así se define el bruxismo, un mal que, según algunas mediciones, ha afectado al menos una vez a más del 80% de los chilenos, y que tiene múltiples causas, síntomas y tratamiento. Si bien no hay una sola razón que genere el bruxismo, los especialistas coinciden en que se trata de una manifestación del cuerpo que busca decir que algo no está bien y requiere de un ajuste. “Es clave escuchar nuestro organismo e interpretar las alertas que nos da. Un dolor de cabeza puede querer decir que tenemos los ojos cansados, el estómago hinchado puede significar que algo que comimos no nos ha hecho bien y lo mismo aplica para el bruxismo, que finalmente un síntoma más que una patología en sí misma”, asegura el Dr. Christian San Martin, único chileno que pertenece al board europeo de ortodoncia lingual.
Aunque las causas que conducen a este molesto cuadro no están del todo definidas, las razones más comunes que llevan al crujir de los dientes durante la noche están vinculadas a las actividades que tenemos durante el día y el estilo de vida que cultivamos. La ansiedad, el estrés o la frustración, son estados a menudo encontrados en el origen del bruxismo, tanto en los niños como en los adultos. Del mismo modo, cuando las horas de sueño no son de calidad, ni el cuerpo ni la mente descansan completamente, pudiendo activarse la acción de presionar y crujir los dientes de arriba contra los de abajo o en movimientos laterales, a veces con tanta fuerza que podemos llegar a despertar a quien comparte el mismo espacio. Junto con estas razones, existen otras que deben considerarse, como el desalineamiento de los dientes, que genera un desbalance de la mordida, musculatura y articulación, también los efectos secundarios a ciertos medicamentos, el tipo de dieta, el reflujo gastroesofágico y el síndrome de apnea hipoanea obstructiva del sueño.
En cuanto a los síntomas, el Dr. San Martín comenta que “los dientes sueltos, astillados o fracturados, sin razón aparente, dientes aplanados o superficie desgastada, exponiendo a veces el nervio del diente, el aumento de la sensibilidad dentaria, los dolores o fatiga muscular en los maxilares y en la cara, especialmente junto a los oídos, o cefaleas frecuentes, son señales de alerta”. En este contexto, el profesional indica que lo primero es consultar a un dentista, pues sin importar las causas, son los dientes los que están sufriendo las mayores consecuencias. De esta forma, se podrá realizar un buen diagnóstico y determinar cuál es el tratamiento adecuado. “En la mayoría de las ocasiones, los planos de relajación son sumamente indicados para “resolver” el bruxismo, sin embargo tienden a ejecutar un tratamiento más paliativo que ser una solución de raíz. La ortodoncia, en cambio, juega un rol importante al permitir alinear los dientes y las estructuras adyacentes, logrando balancear la musculatura y la articulación y solucionando, de este modo, el desbalance que puede llevar al bruxismo. Más específicamente, cuando se ocupa ortodoncia lingual, se utilizan topes posteriores de altura que aumentan la dimensión vertical por un periodo determinado de tiempo, lo cual puede ayudar a disminuir la actividad de bruxismo de día o de noche”, asegura San Martín haciendo referencia a la técnica que es totalmente invisible pues los brackets son más pequeños y van fijos en la cara posterior de los dientes. “En cualquiera de los escenarios, es importante la mirada interdisciplinaria para mitigar también los factores de estrés, mejorar la dieta o poner atención a otras enfermedades secundarias, según sea el caso”, aconseja.
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