La idea puede parecer una locura pero físicos de la Universidad de Pekín afirman que la humanidad puede convertir los agujeros negros de Schwarzschild en gigantescas baterías cósmicas recargables para disponer de energía ilimitada hasta el fin del universo.

La teoría —que propone sentar nuevas bases para una nueva forma de entender y aprovechar la energía en el universo una vez hayamos llegado a ser una civilización de tipo III en la escala Kardashev— abre un nuevo horizonte en la búsqueda de fuentes de energía extremadamente eficientes, además de transformar nuestra comprensión de los agujeros negros.

¿Qué es un Agujero Negro de Schwarzschild?

Como el resto de los objetos cósmicos de su clase, un agujero de Schwarzschild es una región en el espacio donde la gravedad es tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar como una embudo sin fin que atrapa todo los que se acerca a él.

Pero, al contrario que los agujeros negros de Kerr —que son masas que están en rotación y tienen momento angular, los más comunes— los Reissner-Nordström —que es estático y con carga eléctrica, pero nunca ha sido observado— o los Kerr-Newman —que tienen tanto carga como rotación— los agujeros negros de Schwarzschild no tienen carga eléctrica ni rotación.

Visualización de un mundo cerca de un agujero negro de Kerr. (Paramount/Legendary)
Visualización de un mundo cerca de un agujero negro de Kerr. (Paramount/Legendary)

La batería más poderosa del cosmos

Según los físicos autores del estudio ‘Agujeros negros como baterías recargables y reactores nucleares’ —publicado en la prestigiosa revista cientifica revisada por pares Physical Review B— podemos aproximarnos a un agujero de Schwarzschild e inyectar partículas subatómicas cargadas para crear un campo eléctrico, similar al modo en que cargamos una batería.

Una vez que el campo eléctrico del agujero negro supera su propia gravedad, podríamos extraer energía de él, como si tuviéramos un molino de viento cósmico, donde la energía provendría del poder gravitacional y eléctrico del agujero negro. El proceso, afirman, sería cientos de veces más eficiente que cualquier método de producción de energía conocido por el ser humano, incluidas las explosiones nucleares.

Si alguna vez la humanidad llega a ser una civilización realmente avanzada, los físicos apuntan a que podemos utilizar técnicas basadas en la dinámica del momento angular del agujero negro y fenómenos como la superradiancia a una escala cósmica, aprovechando las fuerzas gravitacionales y electromagnéticas generadas por el agujero negro de Schwarzschild como un generador de energía marino aprovecha las corrientes y olas del oceáno.

Sólo para los adultos del universo

Pero aunque la teoría sea sólida a nivel físico, en la práctica deberíamos ser una civilización avanzada de tipo III en la escala Kardashev para poder acometer un proyecto de esta envergadura. En otras palabras: En ese punto la humanidad debería ser capaz de aprovechar la energía existente a escala galáctica.

Una civilización de tipo II puede aprovechar toda la energía de su estrella local y una del tipo I, decía el astrónomo soviético Nikolai Kardashev en 1964, es una civilización capaz de utilizar y almacenar toda la energía disponible en su planeta.

Rendering 3D de una Esfera Dyson. (Stellaris)
Rendering 3D de una Esfera Dyson. (Stellaris)

Actualmente, la humanidad se clasifica como una civilización Tipo 0 en la escala Kardashev, lo que significa que todavía estamos aprendiendo a usar y almacenar eficientemente los recursos energéticos de nuestro propio planeta (y con poco éxito).

Y, como decía Avi Loeb en estas páginas hace poco, todavía nos queda mucho para llegar a este punto. Somos una de las civilizaciones más mediocres del universo —tirando a peor— y lo seguiremos siendo por mucho, mucho tiempo, atendiendo a la miseria moral y la ceguera generalizada en la que vivimos.

/psg