Llegó marzo y para muchas familias el regreso a clases y a la rutina diaria se vuelve realmente un desafío. El término de las vacaciones y días sin obligaciones marcan sin duda el inicio de un nuevo año, lo que suele generar angustia y cuadros de ansiedad y estrés en todas las personas, especialmente en los niños, ante el regreso a la normalidad.

Viviana Tartakowsky, directora de la Escuela de Psicología de la U. Bernardo O’Higgins (UBO), se refirió a este punto, destacando el importante rol que juegan los adultos cuidadores a la hora de acompañar a los menores de edad en este proceso de retorno a la realidad. “Podemos mostrarles que la vuelta al colegio significa que pueden ver nuevamente a sus amigos, amigas y profesores, junto con enseñarles que ninguna experiencia es completamente positiva o negativa, sino que todos los momentos, ya sea de estudio o descanso, son especiales y diferentes”, comenta la académica.

Calma y planificación

Con el propósito de que este regreso sea más llevadero y que los niños enfrenten adecuadamente este período sin verse afectados psicológicamente, la especialista entrega algunos consejos y recomendaciones, condidernado eso sí que todas las familias son diversas. Lo primero es que los padres deben tomarse con calma este nuevo comienzo. “Si no alcanzaron a comprar todos los materiales y útiles escolares que necesitan sus hijos, apoyarse para conservar la tranquilidad o perderán todo el descanso obtenido en vacaciones”, asegura.

Regular los horarios de alimentación y sueño es otro tip muy útil a la hora de retomar los hábitos establecidos. “Acostarse más temprano, al igual que tomar desayuno y el resto de las comidas de manera similar a los horarios de clases, son ajustes muy significativos y que pueden generar efectos positivos de adaptación. Los padres deben comprender que es muy complejo que “todo cambie de un día para otro” en la mente de un niño o niña, porque incluso puede producir más reticencia al retorno”, explica Tartakowsky.

Junto con ello, tanto los adultos como los niños y niñas deben programar sus tiempos para las acciones cotidianas como, por ejemplo, preparar el desplazamiento al colegio. “Volver a las rutinas no es instantáneo, por eso es aconsejable levantarse unos minutos antes para viajar con antelación y así no estresarse los primeros días de clases”, señala la profesional.

Adaptación es la clave

Regresar a la cotidianeidad no es fácil y es ahí donde la tolerancia a la frustración debe ser primordial. “No debemos desanimarnos si nuestro hijo o hija no se despertó fácilmente o se demoró más de lo habitual. Para todos es una nueva etapa. También en vacaciones suceden importantes cambios evolutivos en los niños y niñas, pues no sólo crecen de altura, sino que sus gustos y personalidad se transforman a medida que continúan desarrollándose”, afirma la directora de la Escuela de Psicología de la UBO.

Otra excelente idea es mantener o retomar ritos familiares, como leer un cuento antes de dormir, rezar y agradecer los buenos momentos del día. Mientras que para procurar un buen descanso es altamente beneficioso no ver pantallas, al menos, una hora antes de intentar conciliar el sueño y dejar el celular de los hijos lejos de su cama.

Finalmente, ¿qué acciones no se deben hacer? Tartakowsky puntualiza que la improvisación (no organizarse o dormir con la TV encendida) no contribuye cuando se desea retomar rutinas. “Si por alguna razón le está costando planificarse, pida ayuda a su red familiar o algún profesional, pero siempre tenga la tranquilidad de que se trata de un proceso que terminará dentro de una o dos semanas en general, e incluso en días, asevera la docente universitaria.

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