El elevado número de casos de virus respiratorios mantiene en alerta a las autoridades y la ciudadanía. De hecho, recientes reportes han arrojado que la positividad de las muestras para detectar estos cuadros supera el 50% y el número de fallecidos por influenza y neumonía suman más de 2 mil personas. Si a eso se suma la lenta campaña de vacunación y el bajo stock de las mismas, el escenario no es para nada favorable.

 

Así, en medio de este aumento considerable de la circulación viral, los expertos coinciden en lo relevante que es el uso de la mascarilla porque “se deben tomar todas las medidas pertinentes para prevenir la propagación de estos microorganismos no tradicionales y enfrentar el incremento de virus respiratorios propios de la estación”, comenta Ricardo Lillo, director de la Escuela de Medicina de la Universidad Bernardo O´Higgins. Así, usar este elemento de protección es especialmente importante en los servicios de urgencia, debido a que “son lugares de acceso público que generan alta demanda y aglomeración de personas enfermas, lo cual los convierte en espacios de alto contagio”, destaca el académico.

 

Si bien la obligatoriedad de uso aplica sólo para clínicas y hospitales, Lillo señala que existen ciertos grupos en la población que deben tomar más precauciones frente al aumento de patologías como la Influenza, el Coronavirus y la Parainfluenza, entre otras. “Sería conveniente que las personas mayores, especialmente aquellas de más de 65 años, extremen los cuidados, pues tienden a tener un sistema inmunológico más débil y pueden ser más susceptibles a enfermedades respiratorias graves. Lo mismo corre para los niños menores de 5 años, especialmente los menores de 2 años, pues tienen un mayor riesgo de complicaciones respiratorias debido a su sistema inmunológico inmaduro y sus vías respiratorias más pequeñas”. A ese grupo de personas vulnerables se suman aquellas que tienen condiciones médicas crónicas como enfermedades cardíacas, pulmonares, diabetes o enfermedades autoinmunes, individuos con sistemas inmunológicos debilitados, embarazadas y, por supuesto, trabajadores de la salud y cuidadores.

 

¿Qué considerar a la hora de elegir la mascarilla?

 

El Decreto que dicta la alerta sanitaria deja establecido que, se entenderá por mascarillas, las médicas, también llamadas quirúrgicas, aquellas desechables de ajuste holgado, para procedimientos y de tres pliegues, así como las de alta eficiencia tipo N95, KN95 y equivalentes. Juan Ricardo Olivares, CEO de Deysa Care, empresa chilena que se convirtió en el mayor fabricante de mascarillas de triple pliego en Chile durante la pandemia y que innovó con una versión auto desinfectante a partir de nanopartículas de cobre, es enfático en señalar que las personas deben elegir las mascarillas con cuidado, ya que  “no todas son lo mismo, y tanto la calidad como la efectividad varían notoriamente. A nosotros nos llevó meses desarrollar mascarillas certificadas bajo la norma europea, la más exigente, y gracias a la nanotecnología logramos una mascarilla con potentes propiedades antivirales y desinfectantes, que se puede usar entre 2 a 3 veces, con los efectos positivos en términos de salud, contaminación ambiental  y ahorro que ello implica”.

 

En este sentido, el ejecutivo añade que apenas supieron del regreso del uso obligatorio de mascarillas en servicios de salud, y ante el incremento de las enfermedades propias de la época,  volvieron a encender las máquinas y proyectan fabricar más de 6 millones de unidades en este período, siendo una buena alternativa para quienes ya las usan o la necesitarán en virtud de los lineamientos gubernamentales. “Lo importante es que los usuarios consideren sus atributos reales a la hora de adquirirlas. Esto implica verificar los porcentajes de filtración, la capacidad de algunas de eliminar virus y bacterias y, por supuesto, las certificaciones con normas internacionales que acrediten realmente su capacidad de protección”.