Con un 66% de probabilidad, el último reporte de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) anunció que la llegada del fenómeno La Niña será entre septiembre y octubre de este año.
Y es que, a la fecha, todavía no se han cumplido los requisitos para su próximo establecimiento. Es decir, la temperatura superficial del mar (TSM) no se ha enfriado lo suficiente y los vientos todavía no son propicios para su llegada.
Aún así, desde la NOAA explicaron que la tendencia a las bajas temperaturas del océano Pacífico Ecuatorial continúa, no obstante, “la transición esperada de ENSO-Neutral a La Niña continúa avanzando lentamente”.
Esto, para algunos medios y agencias de clima, sería un indicador para conocer, hasta cierto punto, qué tan intensa será la estadía de La Niña durante los próximos meses en el mundo.
Estas son dos teorías de cuál podría ser la intensidad de La Niña, tras su llegada a fin de año.
Qué tan intensa será la próxima La Niña 2024 en el mundo
Según explicaron desde la plataforma especializada en clima Severe Weather Europe, los últimos reportes del clima y de las anomalías del océano Pacífico Ecuatorial dan “claros indicios de la aparición de un fenómeno de La Niña débil”.
“No es tan fuerte como algunas Niñas de años anteriores, pero es lo suficientemente fuerte como para afectar tanto al océano como a la atmósfera”, aseguraron.
En esta misma línea, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) del gobierno de Colombia —uno de los países más afectados por las consecuencias de La Niña en años previos— aseguró que, esta vez, “sus efectos serían mínimos en comparación a otras temporadas e iniciaría el próximo mes, para extenderse por el último trimestre del año”.
“Tendremos condiciones de La Niña, es decir, impactos y cambios en la atmósfera que nos van a causar aumentos de las precipitaciones, pero muy probablemente no vayamos a considerarlo como un fenómeno completo como tal”, declaró el coronel Jorge Giovanni Jiménez, subdirector de Meteorología del Ideam a Caracol Radio.
Y es que, si bien en un inicio se creía que la intensidad podía ser de moderada a débil, para Jiménez, los datos actuales sugieren que será más bien débil.
“En este momento, estos umbrales están muy cerca de la categoría débil, entonces esperamos una Niña débil si se llega a presentar en el último trimestre de este año”.
Según un artículo publicado por la NOAA, es cierto que los modelos climáticos “han tendido a mostrar un desarrollo más débil y más tardío de La Niña”, no obstante, sobre su intensidad, el organismo declaró que “la fuerza probable de La Niña que se avecina se hará más clara a medida que nos acerquemos”.
“Por supuesto, también es importante recordar que la fuerza de un determinado El Niño o La Niña no es un buen predictor de la fuerza de los impactos de la temperatura o la precipitación en un lugar particular”.
En esta línea, “los eventos más fuertes hacen que sea más probable que los lugares propensos a verse afectados por El Niño o La Niña experimenten algún nivel de sus impactos típicos, pero no necesariamente impactos más fuertes”.
Señales de que La Niña está por establecerse en el mundo
A principio de año, los modelos climáticos de distintas agencias de meteorología anunciaban que La Niña iba a llegar a mediados de año, un pronóstico que no se cumplió y que, de hecho, se ha ido retrasando cada vez más.
Sin embargo, la llegada del fenómeno sería inminente pues, aunque ha sido más lento de lo que se creía, su desarrollo continúa.
En esta línea, las señales que han percibido los expertos de que La Niña está por establecerse son, en primer lugar, las anomalías en la temperatura superficial del mar: según establecieron en Meteored, los registros de los últimos días dan cuenta de un enfriamiento acelerado en el océano Pacifico Ecuatorial.
“Si bien es cierto que La Niña (o El Niño) no se definen en base a anomalías en la escala diaria, sino en la escala estacional, las anomalías diarias nos dan una idea de enfriamiento o calentamiento transitorio que puede gatillar algo de mayor escala”, escribieron en su portal.
Otro indicador serían las anomalías de temperatura del mar sub-superficial (es decir, lo que está pasando bajo la superficie), pues este sería otro indicativo del “combustible” que tiene La Niña para potenciarse en las próximas semanas.
En esta línea, se reportó que existe un “importante núcleo frío a unos 50-100 metros de profundidad de unos 2 o 3 °C bajo lo normal. Estas anomalías están emergiendo a la superficie en el Pacífico ecuatorial central, asociadas a una onda Kelvin de afloramiento que comenzó a propagarse desde comienzos de julio”.
Este “afloramiento” de aguas más frías que el promedio continuaría durante las próximas semanas, lo que significa que La Niña tendría todavía más combustible para continuar desarrollándose y, finalmente establecerse dentro del período que pronosticó la NOAA (septiembre – octubre).
Cabe recordar que una vez establecida La Niña, los efectos en el clima de la atmósfera no serán inmediatos, pues requiere una transición apacible.
Además, si se llega a establecer en estas fechas, se cree que La Niña estaría durante la primavera austral, pero también durante el verano del hemisferio sur y, al menos, se quedaría hasta marzo de 2025.
En febrero, marzo y abril podría alcanzar nuevamente la fase de neutralidad, no obstante, La Niña puede durar entre 9 meses y 3 años, por lo que hay que estar atentos a la extensión de su visita este 2024-2025.
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