Aunque el cobre sigue siendo el motor principal de las exportaciones chilenas, otros sectores han comenzado a destacar, diversificando la oferta del país en los mercados internacionales. Entre ellos, destacan las exportaciones de productos agroalimentarios, como el vino, las frutas y los productos del mar, que han ganado terreno en mercados de Asia, Europa y América del Norte.
Según ProChile, en el último año, las exportaciones de arándanos, salmón y vino premium alcanzaron cifras récord, representando más del 25 % del total de exportaciones no tradicionales. Esto demuestra el potencial del sector agrícola y pesquero para complementar el peso del sector minero en la economía nacional.
Sin embargo, estos sectores enfrentan desafíos importantes, como la necesidad de adaptarse a las exigencias de sostenibilidad y certificaciones internacionales, así como el impacto del cambio climático en los recursos hídricos y la producción agrícola. La innovación y la incorporación de tecnologías avanzadas serán esenciales para mantener la competitividad en estos mercados.
El gobierno ha anunciado planes para fortalecer estas industrias, enfocándose en la modernización de infraestructura, la digitalización y la promoción de nuevos acuerdos comerciales. Este enfoque busca no solo aumentar los ingresos por exportaciones, sino también generar empleos de calidad y fomentar el desarrollo de las regiones más afectadas por la desigualdad económica.