¿Cómo es posible que en la Tierra se registre el proceso de la vida tal y como lo conocemos? Los científicos lo describen como una sincronía perfecta de nuestro Sistema Solar, que hasta ahora no ha sido detectada en otro lugar del Universo. Una reciente investigación encuentra, que la NO formación de una supertierra, del tamaño de Neptuno, jugó un papel fundamental para nuestra existencia.

La investigación, liderada por Emily Simpson, investigadora del Instituto Tecnológico de Florida, plantea una hipótesis que la comunidad científica califica como fascinante: ¿qué ocurriría si el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter estuviera ocupado por un planeta de considerable tamaño?

Publicado en la revista Icarus, el trabajo ofrece una ventana a cómo podría haberse alterado la dinámica planetaria y la habitabilidad terrestre si esta región hubiera evolucionado de manera distinta.

Simpson, junto con el investigador Howard Chen, desarrolló modelos tridimensionales para simular la posible existencia de un planeta con una masa entre una y diez veces la de la Tierra ubicado entre 2 y 3.5 unidades astronómicas del Sol. Sus resultados revelan que incluso pequeños cambios en la configuración planetaria podrían desencadenar efectos drásticos en los planetas interiores.

Según los cálculos del equipo, un planeta con una masa similar a la de la Tierra o el doble podría generar alteraciones moderadas, como ligeros cambios en la inclinación axial de Marte y variaciones menores en las órbitas de Venus y la Tierra.

Sin embargo, si el supuesto planeta tuviera hasta diez veces la masa terrestre, las consecuencias serían mucho más graves: cambios extremos en la inclinación axial y en la excentricidad orbital podrían alterar las estaciones de la Tierra de manera catastrófica e incluso expulsarla de la zona habitable.

El estudio también aporta ideas sobre la formación de sistemas planetarios en general, destacando la importancia de las condiciones iniciales en la estabilidad y evolución de los planetas. Los resultados subrayan la delicada balanza que permite la habitabilidad en nuestro sistema solar y cómo factores aparentemente lejanos, como el cinturón de asteroides, desempeñan un papel crucial, según reseña Florida Tech News.

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