Un nuevo enigma astronómico ha surgido con el descubrimiento de objetos que desafían las clasificaciones tradicionales. Se trata de cuerpos celestes con una masa 13 veces superior a la de Júpiter, demasiado grandes para considerarse planetas, pero sin la capacidad de iniciar la fusión nuclear que caracteriza a las estrellas. Un reciente estudio publicado en Science Advances sugiere que estos cuerpos podrían haberse formado a partir de violentas colisiones entre discos de gas y polvo en sistemas estelares jóvenes.

Los astrónomos han identificado una gran cantidad de estos cuerpos en la Nebulosa de Orión, incluyendo 40 pares de los denominados Jupiter-Mass Binary Objects (JuMBOs). Su existencia ha planteado dudas sobre su origen, ya que ni la teoría de los planetas expulsados ni la de las enanas marrones fallidas explican la presencia de estos cuerpos en sistemas binarios. Para resolver este misterio, investigadores del Observatorio Astronómico de Shanghái realizaron simulaciones de alta resolución.

Un descubrimiento que desafía la astronomía

Los resultados indican que estos objetos podrían nacer cuando dos discos circumestelares colisionan a velocidades de hasta 10.000 km/h. Estas interacciones generan estructuras de gas denominadas puentes de marea, que con el tiempo se fragmentan y forman cuerpos de masa planetaria. Aproximadamente el 14% de estos objetos se desarrollan en pares o sistemas triples, lo que explicaría la abundancia de JuMBOs detectados en Orión.

Este descubrimiento cambia la percepción sobre la formación de objetos celestes, sugiriendo que el entorno caótico de cúmulos estelares jóvenes como el Cúmulo del Trapecio podría estar generando cientos de estos cuerpos. Hasta ahora, se creía que los planetas errantes eran resultado de expulsiones gravitacionales, pero el hecho de que muchos de estos objetos formen sistemas binarios apunta a un mecanismo de formación diferente.

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