Por décadas, los agujeros negros han sido considerados los villanos definitivos del universo. Todo lo que cae en ellos desaparece sin dejar rastro, como si el mismísimo cosmos tuviera un triturador de basura. Pero ¿y si en realidad no fueran pozos sin fondo, sino túneles cósmicos con una “puerta trasera”?
Sí, lo que estás pensando: agujeros negros que escupen lo que se comen. Parece una locura, pero la ciencia dice que es posible.
¿A dónde va todo lo que entra en un agujero negro?
Siempre nos han dicho que si caes en un agujero negro, estás frito. No hay vuelta atrás, y el destino final es una singularidad, un punto de densidad infinita donde las leyes de la física básicamente renuncian y tiran la toalla.
Pero aquí es donde la cosa se pone interesante. Un nuevo estudio sugiere que los agujeros negros podrían rebotar en lugar de colapsar para siempre. En otras palabras, lo que cae en un agujero negro podría, con el tiempo, salir disparado de nuevo al universo a través de un fenómeno llamado agujero blanco.
Si esto es cierto, los agujeros negros no serían los temidos devoradores de materia que creíamos, sino más bien máquinas de reciclaje cósmico.
¿Cómo funciona este “rebote cuántico”?
Imagina que tienes una pelota de goma y la aplastas con todas tus fuerzas. En teoría, debería reducirse hasta desaparecer… pero la física cuántica dice que siempre hay un límite. Así que, en lugar de colapsar por completo, la pelota rebota y recupera su forma original.
Los científicos aplicaron esta idea a los agujeros negros y descubrieron que, si tomamos en cuenta ciertos efectos cuánticos, el colapso total no ocurre. En su lugar, el agujero negro se convierte en un agujero blanco con el tiempo. Y un agujero blanco, en esencia, es un objeto que hace lo contrario de un agujero negro: en lugar de absorber todo, lo expulsa.
El tiempo no se detiene, solo se invierte
Para que esta teoría tenga sentido, los investigadores usaron energía oscura como una especie de reloj universal. Normalmente, dentro de un agujero negro el tiempo se vuelve un concepto extraño, pero si usamos la energía oscura como referencia, podemos ver que el tiempo sigue avanzando… solo que de manera diferente.
¿El resultado? En lugar de que la materia sea aplastada en la singularidad para siempre, con el tiempo el agujero negro empieza a escupir lo que había absorbido. Como si fuera un tipo que comió demasiado en un buffet y ahora necesita liberar espacio.
¿Podemos probarlo?
Aún no hemos visto un agujero blanco en acción (o al menos, no lo hemos identificado). Pero si esta teoría es cierta, debería haber rastros en el universo. Por ejemplo, ondas gravitacionales o emisiones de radiación que podríamos detectar con telescopios avanzados.
Si algún día encontramos evidencia de agujeros blancos, cambiaría por completo nuestra comprensión del universo. No solo resolvería la famosa paradoja de la información de los agujeros negros (Stephen Hawking estaría orgulloso), sino que también nos daría pistas sobre cómo ocurrió el Big Bang.
Porque, ¿y si nuestro universo nació del “rebote” de un agujero negro en otro universo? Sí, acabamos de pasar de hablar de agujeros negros a teorizar sobre universos conectados. Bienvenido a la ciencia del siglo XXI.
Conclusión: Los agujeros negros podrían no ser el final
Si este modelo es correcto, los agujeros negros no serían el callejón sin salida que creíamos, sino pasadizos cósmicos. Puede que la información y la materia que entran en ellos simplemente regresen más tarde, en otro momento o lugar del universo.
Así que la próxima vez que veas una película donde un personaje es absorbido por un agujero negro, recuerda: quizás no desapareció para siempre… solo está en la fila de salida esperando su turno para volver.
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