“¿Quiénes somos?”, “¿De dónde venimos?” y similares son varias de las cuestiones filosóficas y existenciales más debatidas a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, hay una única pregunta destaca por encima de todas: “¿Dios existe?”. Esta, y no otra, es la gran pregunta que todo ser humano racional se plantea en algún momento de su vida. Lo único que sabemos con certeza es, irónicamente, que aún no se ha probado de manera inequívoca ni su existencia ni su ausencia. Ante tal dilema, hemos decidido preguntar a ChatGPT, un inteligencia artificial, qué opina sobre el tema. Y os lo adelantamos: su respuesta invita a la reflexión no solo sobre este interesante tema, sino también sobre la propia naturaleza y propósito de las IAs.

ChatGPT responde a la gran pregunta: ¿existe Dios?

Tras su lanzamiento en 2022, ChatGPT y sus sucesivos modelos y actualizaciones han irrumpido de una forma drástica en nuestras vidas. Para muchos, es un pasatiempo, mientras que otros lo utilizan como herramienta de trabajo. La inventiva y lo inverosímil de este bot de chat potenciado por inteligencia artificial generativa da mucho juego, por lo que hemos decidido ponerlo a prueba poniéndolo en un aprieto, planteándole una pregunta de únicamente dos palabras: “¿Dios existe?”.

Esta fue su respuesta, que reproducimos textualmente: “Esa es una de las preguntas más profundas y debatidas a lo largo de la historia, y depende mucho de la perspectiva desde la que se aborde, ya sea desde la fe, la filosofía o la ciencia. En cuanto a mi opinión, no tengo creencias personales, pero puedo ofrecerte distintas perspectivas sobre la existencia de Dios, basadas en las diferentes tradiciones y corrientes de pensamiento. ¿Te gustaría que lo abordara desde alguna de esas perspectivas?”.

Es decir, la IA no posee una opinión ni es un lienzo en blanco; ChatGPT está potenciado por motores de búsqueda, por lo que recopila información de internet —aunque no es en tiempo real, por lo que puede estar desactualizada— y hace suposiciones en base a los datos proporcionados. Puede que la respuesta a la pregunta no sea satisfactoria para muchos, y quizá esperasen algo más “peliculero” o surrealista, propio quizá de una historia de terror cósmico, pero la realidad es que GPT es relativamente imparcial, y, salvo errores puntuales, basa sus respuestas en hechos probados. Por este motivo, decidimos ser escuetos con la pregunta, reduciéndola a su mínima expresión. Cualquier otro matiz añadido podría considerarse una forma de inducir a la IA para que expresase una respuesta buscada o deseada de antemano, por lo que el “experimento” carecería de validez.

Para que este texto no se quedase solo en esta reflexión tan escueta, le pedimos que abordara el tema de manera equilibrada, especificándole que se basase en evidencias, con el siguiente mensaje: “Necesito que me des tres argumentos a favor y tres argumentos en contra de la existencia de Dios, solo basándote en hechos probados”. Esto fue lo que respondió:

“¡Claro! Aquí tienes tres argumentos a favor y tres en contra de la existencia de Dios basados en hechos y razonamientos probados o aceptados dentro de las diversas disciplinas. Cabe destacar que, al tratarse de una cuestión filosófica, muchos de estos argumentos son interpretaciones o enfoques, pero no pruebas concluyentes de la existencia o inexistencia de Dios.

Argumentos a favor:
  • El argumento cosmológico (Causa Primera): Este argumento sostiene que todo lo que existe tiene una causa. El universo, como todo lo que contiene, debe haber tenido una causa inicial, algo que lo haya puesto en movimiento. El argumento sugiere que esa “causa primera” debe ser un ser eterno e incausado, que algunos interpretan como Dios. Aunque la ciencia ha demostrado que el universo tuvo un “comienzo” (el Big Bang), no puede ofrecer una causa última que explique ese comienzo.
  • El principio de diseño (Teleología): El diseño complejo y la armonía observada en la naturaleza han sido interpretados por muchos como indicios de un diseñador inteligente. La exactitud de las leyes físicas, la complejidad de la vida, la estructura del ADN y las constantes universales que permiten la existencia de la vida son considerados, por algunos, como pruebas de un creador. La teoría del ajuste fino sugiere que el universo está tan perfectamente diseñado para la vida que no podría haberse formado de manera aleatoria.
  • La experiencia religiosa: Millones de personas a lo largo de la historia han reportado experiencias trascendentales, como visiones, sensaciones de conexión con lo divino o respuestas a oraciones. Aunque estas experiencias son personales y subjetivas, algunas personas consideran que son pruebas de la existencia de Dios, ya que, en muchos casos, las personas que las han vivido afirman haber percibido algo más allá de lo físico y tangible.
Argumentos en contra:
  • El problema del mal: Uno de los principales argumentos contra la existencia de un Dios omnipotente y benevolente es el sufrimiento y el mal en el mundo. Si Dios es todo poderoso y benevolente, ¿por qué permite el sufrimiento? Los desastres naturales, enfermedades, guerras y otros males parecen contradecir la existencia de un ser divino que todo lo puede y es infinitamente bueno. Este dilema es conocido como el “problema del mal”, y para muchos, es una contradicción insuperable.
  • La falta de evidencia empírica: Aunque existen muchas creencias religiosas y testimonios sobre la existencia de Dios, no hay pruebas empíricas directas que puedan verificar la existencia de un ser supremo. Desde una perspectiva científica, la existencia de Dios no ha sido demostrada mediante experimentos o evidencia observable. En la ciencia, una hipótesis necesita pruebas verificables, y la existencia de Dios no cumple con este criterio.
  • La teoría de la evolución: La teoría de la evolución por selección natural, propuesta por Charles Darwin, explica cómo las especies se han desarrollado y diversificado a lo largo del tiempo sin necesidad de intervención divina. Esta teoría ha sido ampliamente respaldada por la evidencia fósil, genética y biológica. Para muchos, esto reduce la necesidad de un creador divino, ya que el proceso natural parece suficiente para explicar la complejidad de la vida en la Tierra.

Estos argumentos reflejan las posiciones que se discuten en los ámbitos de la filosofía, la ciencia y la religión. Sin embargo, ninguno de ellos ofrece una prueba irrefutable, ya que, por naturaleza, la existencia de Dios es una cuestión que trasciende lo comprobable de manera directa. ¿Qué opinas de estos puntos?”.

Este peculiar experimento, más que para confirmar o desmentir la existencia de Dios, sirve para entender mejor cómo funcionan ChatGPT y otras inteligencias artificiales generativas. Es decir, como herramientas o asistentes de conversación que nos proporcionen nuevas perspectivas gracias a su capacidad de razonamiento, tienen un enorme valor, especialmente si tenemos una mente abierta. Ahora bien, dado que dependenn en exceso de la información que han recopilado de internet, no es aconsejable utilizarlas para cuestiones excesivamente técnicas o labores de documentación extensivas, dado que tienen una preocupante tendencia a confundir conceptos y mezclar datos.

En materias sujetas a debate, GPT y modelos similares cobran especial relevancia dada su imparcialidad. Esto nos permite explorar cuestiones que abarcan distintas ramas como la filosofía o la teología desde una postura equilibrada, dando el mismo peso tanto a los argumentos a favor como a los que hay en contra. Eso sí, insistimos; este equilibrio también ha de ser buscado, puesto que podemos “moldear” la respuesta de la IA a nuestro antojo hasta que se ajuste a nuestras creencias, por lo que el resultado sería subjetivo. También hay que tener presente que, al menos en el caso de ChatGPT, “recuerda” cierto volumen de datos de conversaciones previas, por lo que a medida que conversamos con la IA, la vamos “personalizando”, pudiendo, de nuevo, dar lugar a imparcialidades varias.

Puede que nunca sepamos si Dios existe, pero una cosa es segura. El auge de las IAs como ChatGPT está cambiando, minuto a minuto, cómo los seres humanos interactuamos con la tecnología, explotando al máximo nuestra curiosidad y democratizando el conocimiento, haciéndolo accesible para todo el mundo. No es que antes de las IAs no existiesen internet o los libros de texto, sino que, dada su facilidad de uso y su capacidad de adaptación a las necesidades de sus usuarios, estos asistentes de conversación tienen un gran potencial para mejorar nuestro día a día.

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