La muerte del Papa Francisco, el pasado 21 de abril, no solo ha conmocionado al mundo católico, sino que también ha reactivado una de las tradiciones más antiguas del Vaticano: el cónclave, el procedimiento mediante el cual los cardenales eligen a un nuevo pontífice. Mientras crecen las especulaciones sobre quién será el sucesor del llamado «Papa del pueblo», National Geographic España ha rescatado un capítulo fascinante de la historia: el relato del cónclave más largo y conflictivo jamás registrado.
El cónclave interminable tras la muerte de Clemente IV
Según el reportaje titulado División, hambre y muerte: así fue el cónclave más largo y complicado de la historia, publicado por National Geographic España, el escenario fue la ciudad de Viterbo, al norte de Roma, en el siglo XIII. Todo comenzó con la muerte de Clemente IV el 29 de noviembre de 1268.
De acuerdo con la Enciclopedia Britannica, Clemente IV, nacido como Guido Foulques en Francia, fue jurista de la corte de Luis IX antes de ordenarse sacerdote. Nombrado papa en 1265, su breve pontificado se caracterizó por centralizar la autoridad eclesiástica en Roma, especialmente en los nombramientos de la Iglesia en Occidente.
Sin embargo, su fallecimiento desencadenó una de las elecciones papales más tensas y prolongadas: el cónclave de 1268-1271, que duró casi tres años.
Divisiones, muertes y desesperación en Viterbo
La dificultad radicaba en que, para elegir al nuevo papa, se requería el apoyo de dos tercios de los cardenales votantes. La tarea se volvió casi imposible, ya que las dos principales facciones dentro del Colegio Cardenalicio se vetaban mutuamente, explica National Geographic. Con apenas 20 cardenales habilitados para votar, era necesario reunir al menos 14 votos, un desafío insalvable en medio de las intrigas y promesas más políticas que espirituales.
Inicialmente, las votaciones se realizaban a diario, pero pronto se distanciaron a una por semana o incluso por meses. La tensión creció tanto que los habitantes de Viterbo, desesperados ante la prolongada parálisis, tomaron medidas extremas: confinaron a los cardenales, restringieron su alimentación y, según algunas crónicas, retiraron el techo del palacio donde se reunían para acelerar su decisión.
El caos llegó a tal punto que, durante el proceso, tres cardenales murieron. Esta crisis dejó una huella duradera: el término «cónclave«, que literalmente significa «con llave», surgió de la práctica de encerrar a los cardenales para forzar una elección rápida.
Un legado que resurge hoy
En pleno 2025, el Vaticano se prepara para un nuevo cónclave, en circunstancias muy diferentes pero bajo las mismas reglas esenciales establecidas hace siglos. La muerte del Papa Francisco ha vuelto a poner en primer plano no solo el ritual del cónclave, sino también las lecciones históricas sobre el poder, la división y la necesidad de consenso que marcaron uno de los capítulos más oscuros de la historia de la Iglesia.
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