Dormir bien es mucho más que un hábito saludable: es esencial para el bienestar físico y mental a lo largo de toda la vida. Aunque las pautas generales sobre la cantidad de sueño no cambian drásticamente con la edad, las dificultades para alcanzar una buena calidad de descanso sí varían conforme avanzan los años.
La cantidad recomendada de sueño, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, es de entre 7 y 9 horas para la mayoría de los adultos. Sin embargo, alcanzar este objetivo puede ser más difícil a medida que las personas envejecen debido a cambios fisiológicos, responsabilidades y factores hormonales.
Pautas de sueño según la edad
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18 a 60 años: Se recomienda dormir entre 7 y 9 horas por noche.
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61 a 64 años: El rango ideal sigue siendo de 7 a 9 horas.
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Más de 65 años: El descanso ideal es entre 7 y 8 horas, aunque un mito común es que las personas mayores necesitan menos sueño. Esto no tiene base científica, ya que los adultos mayores siguen requiriendo un descanso adecuado.
El impacto de la calidad del sueño en la salud
El sueño tiene cuatro etapas, y las fases no REM son cruciales para la relajación y recuperación del cuerpo, mientras que el sueño REM es esencial para la actividad cerebral y el procesamiento emocional. Las interrupciones durante la noche pueden afectar negativamente estos procesos, especialmente en las personas mayores, quienes suelen experimentar un sueño más fragmentado y menos profundo.
Cómo cambia el sueño a lo largo de la vida
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Adultez temprana (18-25 años): En esta etapa, el cerebro sigue desarrollándose, y un buen descanso es clave para la memoria y la salud emocional. Las exigencias sociales y académicas, sin embargo, dificultan cumplir con las recomendaciones de sueño.
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Entre 26 y 39 años: El estrés laboral y familiar puede alterar el sueño. Las mujeres, por ejemplo, pueden enfrentar problemas de descanso debido al embarazo o el posparto. Mantener una rutina de sueño consistente y reducir el estrés es clave para mejorar la calidad del descanso.
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A partir de los 40 años: En esta etapa, problemas como la apnea del sueño pueden surgir, especialmente en mujeres menopáusicas. La disminución de la melatonina también afecta la calidad del descanso. El ejercicio y el control de los factores de riesgo son cruciales para mejorar el sueño.
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Más de 50 años: Las enfermedades cardiovasculares, los medicamentos y la soledad pueden afectar negativamente el sueño. Es importante monitorear cualquier cambio en el sueño relacionado con nuevos medicamentos y mantener una vida social activa.
Hábitos saludables para mejorar el descanso
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Mantener una rutina regular de sueño.
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Evitar cafeína y alcohol antes de dormir.
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Limitar las siestas largas.
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Crear un ambiente de descanso adecuado en el dormitorio, sin distracciones.
Seguir estos consejos puede mejorar significativamente la calidad del sueño a lo largo de la vida, lo que se traduce en una mejor salud general y un bienestar más óptimo.
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