Una nueva investigación astronómica ha reforzado la posibilidad de que los planetas del sistema TRAPPIST-1 —situado a unos 40 años luz de la Tierra— contengan agua en distintas proporciones, lo que incluye la hipótesis de que algunos podrían estar completamente cubiertos por océanos. El estudio, liderado por el astrobiólogo Trent Thomas y su equipo en la Universidad de Washington, se basa en datos del telescopio espacial James Webb y modela la evolución geológica de estos mundos rocosos.

Los científicos partieron de la premisa de que los planetas podrían haber almacenado agua en sus mantos durante miles de millones de años. Si ese líquido llegara a la superficie por medio de procesos geodinámicos —como la desgasificación volcánica—, podría generar masas oceánicas. Aunque los modelos sugieren una baja actividad volcánica actual, las tasas detectadas (entre un 3 % y ocho veces las de la Tierra) no descartan emisiones intermitentes de vapor de agua.

El trabajo también señala que, dentro del rango de modelos explorados, se prefieren mantos más secos en comparación con la Tierra. Sin embargo, incluso una fracción ligeramente superior al 0,02 % —el porcentaje de agua respecto al volumen total terrestre— sería suficiente para recubrir completamente la superficie de estos exoplanetas, si las condiciones lo permiten.

“El estudio no descarta que haya planetas más secos y otros potencialmente cubiertos por agua”, concluyen los autores. Estas diferencias podrían deberse a la historia térmica y volcánica individual de cada planeta.

La investigación forma parte de un esfuerzo continuo por evaluar la habitabilidad potencial de sistemas estelares cercanos, y reafirma el atractivo científico de TRAPPIST-1, un sistema que desde su descubrimiento en 2017 ha sido uno de los principales candidatos en la búsqueda de vida fuera del sistema solar.

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