Amarillos por Chile, liderado por el diputado Andrés Jouannet, enfrenta un desafío estratégico de cara a las elecciones: definir su apoyo presidencial en un escenario marcado por divisiones internas. Mientras el partido prepara un encuentro nacional para resolver su postura, dos figuras emergen como polos de atracción: Evelyn Matthei (Chile Vamos) y Carolina Tohá (Socialismo Democrático). Iris Boeninger y Jorge Burgos, ambos del comité político, encarnan las tensiones entre continuidad centroderechista y un giro hacia el progresismo moderado.
1. La fractura interna: Experiencia vs. Progresismo
Iris Boeninger, exembajadora y voz influyente, defiende a Matthei con un argumento claro: “Es quien tiene más experiencia, diversa, y bagaje político, que está cerca del centro político”. Para ella, respaldar a la candidata de Chile Vamos no solo sería un gesto de realismo (dada la baja militancia amarilla), sino una apuesta por “certezas” en un contexto de incertidumbre.
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Análisis: Su postura refleja una estrategia de pragmatismo electoral, priorizando alianzas con fuerzas tradicionales para evitar el aislamiento.
En contraste, Jorge Burgos, exministro, evita declarar apoyo directo a Tohá, pero deja entrever simpatías: “Espero que Carolina Tohá gane la primaria […] y que sus propuestas entusiasmen a ciudadanos de un perfil moderado y progresista”.
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Análisis: Burgos apuesta por reposicionar a los Amarillos como puente entre el oficialismo moderado y sectores desencantados de la ex Concertación, aunque sin romper abiertamente con su identidad centroderechista.
2. El punto de quiebre: Las declaraciones de Matthei sobre el golpe
La frase de Matthei en Radio Agricultura –“Mi posición es que no había otra (opción). Que nos íbamos derechito a Cuba”– actuó como catalizador de la división.
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Impacto interno: El “repudio generalizado” hacia sus palabras aceleró el giro de militantes hacia Tohá, quien antes de abril tenía un respaldo mayoritario.
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Lectura estratégica: El episodio expone el riesgo de alinear al partido con figuras asociadas a narrativas polarizantes, en un electorado que hoy prioriza cohesión social.
3. Tiempo y táctica: ¿Antes o después de las primarias?
Los partidarios de Tohá presionan para que el encuentro nacional se realice “dentro de las próximas dos semanas”, antes de la primaria oficialista del 29 de junio.
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Objetivo tácito: Un respaldo anticipado fortalecería a Tohá frente a Gonzalo Winter (FA) y Jeannette Jara (PC), proyectando a los Amarillos como aliados clave del socialismo democrático.
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Riesgo para Matthei: Si Chile Vamos fracasa en articular una primaria competitiva, los Amarillos podrían quedar atrapados en una alianza sin proyección.
4. Tohá y la sombra del PC: ¿Dilema identitario?
Aunque Tohá busca seducir al centro –reuniéndose con exDC como Ignacio Walker y Genaro Arriagada–, su alianza con el Partido Comunista genera escozor en sectores amarillos.
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Paradoja: Los Amarillos, herederos de la centroizquierda DC, critican la conexión PC-Tohá, pero a la vez anhelan influir en un oficialismo amplio.
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Pregunta clave: ¿Podrá Tohá desvincularse de la imagen “radical” del FA y el PC para consolidar un espacio moderado?
5. El futuro inmediato: Escenarios posibles
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Apoyo a Matthei: Consolidaría a los Amarillos como socio minoritario de Chile Vamos, pero los expone a críticas por legitimar discursos históricos controversiales.
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Respaldo a Tohá: Les daría peso como bisagra en el oficialismo, aunque exigiría negociar su relación con el PC y definir su perfil ideológico.
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Neutralidad o tercera vía: Una opción riesgosa, dado su bajo capital político, pero que podría explorarse si Mayne-Nicholls o Rincón ganan tracción.
Conclusión Analítica
La disyuntiva de Amarillos por Chile no es solo electoral, sino existencial: ¿Serán un apéndice de la centroderecha tradicional o un actor renovado en el progresismo no radical? La tensión entre Boeninger y Burgos sintetiza este debate. La elección de Tohá implicaría un reposicionamiento histórico, pero con el costo de tensionar su base más conservadora. Matthei, en cambio, ofrece estabilidad, aunque con el lastre de un discurso que ya mostró fisuras. El encuentro nacional no solo definirá una candidatura: marcará si este partido logra trascender como referente del centro o se diluye en la fragmentación política chilena.
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