Un equipo de científicos del Observatorio LIGO ha logrado una hazaña astronómica sin precedentes: la detección de ondas gravitacionales emanadas de una colisión cósmica de magnitudes inimaginables. El evento, catalogado como GW150914, corresponde a la fusión de dos agujeros negros que, en una fracción de segundo, liberaron una cantidad de energía asombrosa: 36 septillones de yottavatios.
Esta cifra, según los investigadores, supera la potencia combinada de toda la luz emitida por la totalidad de las estrellas que componen el universo observable. En lugar de ser un evento visual, la colisión fue «escuchada» por los científicos como una vibración en el tejido del espacio-tiempo que viajó durante 1,300 millones de años hasta alcanzar nuestro planeta.
Un video de simulación, basado en los datos reales capturados por el observatorio, ilustra la danza final de los dos agujeros negros. Orbitando cada vez más cerca, los masivos objetos celestes finalmente se fusionaron en uno solo. Durante este proceso, una porción de su masa se convirtió directamente en energía, propagándose a través del universo en forma de ondas gravitacionales.
«La danza final duró apenas una fracción de segundo, pero en ese breve instante se generó más potencia que toda la producida por las estrellas encendidas en el cosmos,» explicó la cuenta Massimo en la plataforma X, divulgando el impresionante hallazgo.
The first direct observation of gravitational waves captured the merging of two black holes which emitted 36 septillion yottawatts of power (3.6×10⁴⁹ watts), greater than the combined power of all light radiated by all the stars in the observable universe.
[🎞️ SXS simulation] pic.twitter.com/xmp3VVkqpx
— Massimo (@Rainmaker1973) May 21, 2025
Lo más sorprendente del descubrimiento es que, a pesar de la inmensa distancia que separa la Tierra de este evento cósmico, las ondas gravitacionales generadas fueron lo suficientemente intensas como para ser detectadas por los sofisticados instrumentos del Observatorio LIGO. Esta detección no solo confirma una predicción crucial de la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein, formulada hace más de un siglo, sino que también marca el inicio de una nueva era en la astronomía.
Con este hito, la comunidad científica abre una ventana inédita al universo. Ya no se limita a observar la luz emitida por los cuerpos celestes, sino que ahora tiene la capacidad de «escuchar» las vibraciones del espacio-tiempo, ofreciendo una comprensión más profunda de los eventos más energéticos y misteriosos del cosmos. El descubrimiento de GW150914 representa un salto cuántico en nuestra exploración del universo y promete revolucionar nuestra comprensión de fenómenos como la formación y colisión de agujeros negros, así como la propia naturaleza del espacio y el tiempo.
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