El último discurso del Presidente Gabriel Boric ante el Congreso Nacional (11:13 a 13:45 horas) destacó por su duración récord (2 horas y 32 minutos), pero también por significativas omisiones que contrastan con su retórica internacionalista.
Corrupción: Mención superficial sin autocrítica
Boric dedicó casi 10 minutos a los casos de corrupción, evitando cualquier reconocimiento de responsabilidad gubernamental. Según las fuentes:
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No hubo autocrítica pese al reclamo explícito de la oposición, incluido el presidente de la Cámara de Diputados, José Miguel Castro (RN).
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Evitó casos emblemáticos: No mencionó el «Caso Convenios» ni «ProCultura», este último vinculado a su exjefe de asesores y hombre de confianza.
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Solo citó el fraude con licencias irregulares, sin profundizar en fallas institucionales.
Derechos Humanos: Selectividad geopolítica
Mientras criticó regímenes autoritarios, omitió sistemáticamente a Cuba:
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Denunció a Venezuela («fraude electoral de la dictadura»), Nicaragua («represión y silenciamiento») y El Salvador («deriva autoritaria […] que encandila a políticos chilenos»).
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Eludió a Cuba, pese a sus «severas restricciones a libertades democráticas y reconocidas violaciones a derechos humanos».
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Su declaración de principios («Chile es un país respetado […] por su defensa de la democracia y DDHH») contrasta con esta omisión estratégica.
Anuncios simbólicos con plazo ajustado
Boric impulsó medidas de alto impacto político, aunque con solo 8 meses de mandato por delante:
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Prohibir importaciones de territorios ocupados ilegalmente (referencia implícita a Palestina).
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Diversificar la industria militar, emulando el embargo de armas de España.
Aborto legal: Polarización en el hemiciclo
El anuncio del proyecto para despenalizar el aborto generó reacciones inmediatas:
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Argumento presidencial: Criticó la criminalización de mujeres y la clandestinidad («miles al año […] obligadas a la cornisa»).
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Reacciones físicas: Parlamentarias del FA alzaron pañoletas verdes, mientras sectores de izquierda aplaudían y la oposición abucheaba.
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Demanda al Congreso: Boric pidió «no negarse a la discusión» ante la «tremenda diversidad de opiniones».
Conclusión analítica: Coherencia fragmentada
El discurso refleja una estrategia dual: firmeza en la política exterior y agenda valórica progresista, pero evasión en crisis domésticas clave. La falta de autocrítica en corrupción debilita su prédica ética internacional, y la omisión de Cuba expone un criterio geopolítico selectivo. Con un mandato en cuenta regresiva, los anuncios simbólicos (aborto, importaciones) buscan consolidar legados, aunque su viabilidad depende de una oposición fragmentada. La desconexión entre los principios declarados y las omisiones concretas podría erosionar aún más la credibilidad del gobierno ante una ciudadanía exigente.
Los tres ejes más explosivos del discurso presidencial –el aborto, la mención a Gaza (bajo la referencia a «territorios ocupados») y la crítica a Punta Peuco– no solo polarizaron redes sociales, sino que transformaron el Salón de Honor en un campo de batalla simbólico, con reacciones inéditas en solemnidad de una Cuenta Pública.
Gaza: La Batalla de las Pancartas
El anuncio de Boric de prohibir importaciones de «territorios ilegalmente ocupados» (interpretado como un gesto hacia Palestina) detonó la primera escalada:
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Activistas proisraelíes desplegaron pancartas con lemas como «Chile no elige banderas en guerras ajenas» frente a la tribuna.
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Colectivos palestinos respondieron con gritos de «¡Basta de ocupación!» desde los pasillos.
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La tensión física obligó a ujieres a intervenir para evitar bloqueos visuales, en un raro quiebre del protocolo parlamentario.
Aborto: Walkout Conservador
Tras el anuncio del proyecto de legalización del aborto:
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Diputados de ultraderecha abandonaron el hemiciclo en señal de protesta: Johannes Kaiser y Cristián Labbé (Partido Nacional Libertario) salieron visiblemente airados.
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Gritos cruzados: A los aplausos y pañoletas verdes de la izquierda, se sumaron abucheos estridentes de bancadas opositoras con consignas como «¡Asesinos!».
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Boric enfrentó el caos acústico al pedir «no negar la discusión», mientras el presidente de la Cámara intentaba calmar los ánimos.
Punta Peuco: La Herida Dictatorial
La crítica de Boric al uso político de Punta Peuco (centro de cumplimiento penal para violadores de DDHH) fue el tercer detonante:
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Gritos desde la derecha: «¡Respeto a las víctimas del terrorismo!» interrumpieron el discurso cuando Boric señaló: «Ninguna causa justifica que algunos hoy quieran usar Punta Peuco para hacer campaña política, olvidando el dolor que aún perdura».
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La izquierda respondió con ovaciones y consignas alusivas a la memoria de los detenidos desaparecidos.
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Simbolismo en choque: El gesto expuso la fractura irreconciliable en la lectura de la historia reciente, convirtiendo el hemiciclo en un microcosmos de la división nacional.
Conclusión Analítica: El Discurso que Partió en Tres el Congreso
Estas reacciones no son meros gestos aislados:
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Gaza internacionaliza el conflicto: Las pancartas muestran cómo disputas geopolíticas se internalizan en Chile, con grupos de presión operando en tiempo real.
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Aborto como línea roja: El walkout de Kaiser y Labbé confirma que la despenalización movilizará a la ultraderecha más allá del debate legislativo.
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Punta Peuco = Memoria irresuelta: Los gritos cruzados demuestran que el trauma dictadura/terrorismo sigue siendo un campo minado político.
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