Se acabó el sueño internacional de Boca Juniors en el Mundial de Clubes. La eliminación se confirmó oficialmente tras la victoria del Benfica por 1-0 frente al Bayern Múnich en Charlotte, y el paupérrimo empate 1-1 ante el amateur equipo de Auckland City, en un partido que fue interrumpido por una tormenta eléctrica en Nashville que obligó a suspender el encuentro.
El destino de Boca en la competencia parecía sellado desde la derrota por 2-1 ante el Bayern, que lo dejó con mínimas posibilidades de clasificación. A partir de allí, el equipo argentino necesitaba un milagro: no sólo una victoria contundente ante el conjunto neozelandés, sino también un tropiezo del Benfica. Ese milagro no ocurrió.
El equipo dirigido por Miguel Ángel Russo no encontró los caminos. Aunque logró ponerse en ventaja con un cabezazo de Di Lollo —tras un error del arquero Garrow—, el rendimiento fue deslucido. Boca dominó territorialmente en el primer tiempo, pero sin claridad ni eficacia. La fragilidad defensiva volvió a quedar expuesta cuando Gray sorprendió con el empate para Auckland City, justo antes de que el juego fuera suspendido por razones climáticas.
La campaña comenzó con entusiasmo tras un inesperado 2-0 parcial ante Benfica, pero el equipo portugués remontó y dejó expuestas las inconsistencias del Xeneize. Frente al Bayern, Boca mostró entrega y logró empatar gracias a Merentiel, aunque terminó cayendo con justicia. El cierre, ante Auckland, terminó siendo el punto más bajo: un equipo sin ideas, sin contundencia, y sin margen de reacción.
El Mundial de Clubes se termina con un papelón para Boca, que deja más preguntas que respuestas, dejando una imagen muy pobre e impotente de un equipo que no pudo estar a la altura del desafío que era jugar contra los mejores equipos del mundo.
/José Pablo Verdugo. Video ESPN