El cuidado de la alimentación es fundamental para la salud integral del cuerpo humano, y el cerebro no es la excepción. Así como la leche es conocida por fortalecer los huesos y las zanahorias por beneficiar la visión, ciertos alimentos cumplen un rol clave en el desarrollo y funcionamiento cerebral, especialmente durante la infancia.

La nutrición como combustible del cerebro

De acuerdo con Lisa Mosconi, neurocientífica y directora de la Weill Cornell Women’s Brain Initiative, y autora del libro Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power, el cerebro necesita nutrientes específicos para operar de forma óptima. En etapas tempranas de la vida, cuando el cerebro crece aceleradamente, una dieta adecuada puede tener un impacto duradero en la salud cognitiva.

Según National Geographic, se han identificado 45 nutrientes esenciales para el cerebro, entre ellos:

  • Proteínas

  • Zinc

  • Hierro

  • Colina

  • Folate

  • Yodo

  • Vitaminas A, D, B6 y B12

  • Ácidos grasos omega‑3

1. Bayas: pequeñas frutas, grandes beneficios

Las moras, arándanos, frambuesas, cerezas negras y bayas de goji son ricas en vitamina C, un antioxidante esencial que protege las células cerebrales de los radicales libres. Además, favorecen la producción de neurotransmisores, indispensables para la comunicación entre neuronas.

Un estudio del Journal of Agricultural and Food Chemistry reveló que adultos mayores que consumieron jugo de arándano durante 12 semanas mejoraron su memoria verbal y capacidad de aprendizaje.

¿Cómo incluirlas en la dieta?

  • Con yogur natural o chocolate negro, que aporta triptófano.

  • Congeladas en forma de sorbete con zumo de limón y sirope de arce.

2. Ciruelas: aliadas del estado de ánimo y el sueño

Las ciruelas frescas y pasas son una fuente rica de triptófano, aminoácido que el cuerpo convierte en serotonina y melatonina, reguladores del estado de ánimo y del sueño. Estudios publicados en International Journal of Tryptophan Research y Nutrients respaldan su uso como apoyo natural para la salud emocional y neurológica.

Otras fuentes de triptófano:

  • Semillas de chía

  • Cacao crudo

Ideas para su consumo:

  • En puré como postre o alimento infantil.

  • Como snack con mantequilla de cacahuete.

  • Sustituto de frutas convencionales en la merienda.

3. Boniatos: energía para el sistema nervioso

Alternativa ideal a las verduras de hoja verde, especialmente para niños reacios a estas, los boniatos son ricos en vitamina A, crucial para el desarrollo del sistema nervioso.

Un estudio en The Lancet Global Health demostró que suplementar con betacaroteno (precursor de la vitamina A presente en el boniato) puede mejorar habilidades motoras y del lenguaje en la infancia.

Formas creativas de prepararlos:

  • En puré como acompañamiento.

  • Horneados o fritos como chips saludables.

  • En croquetas, sopas o tartas caseras.

4. Pescado: grasas buenas para un cerebro sano

El cerebro está compuesto en más de un 50 % por grasa, y uno de sus principales nutrientes estructurales es el ácido docosahexaenoico (DHA), un tipo de omega‑3 esencial en la formación de neuronas y sinapsis.

Entre los pescados con mayor concentración de DHA están:

  • Salmón

  • Sardinas

  • Anchoas

  • Caballa

  • Arenque

Según un estudio en JAMA Pediatrics, el consumo regular de pescado graso en edad escolar se asocia a mejor desempeño en pruebas cognitivas y mayor volumen cerebral en áreas clave para memoria y atención.

Formas amigables para niños:

  • Filetes empanados con frutos secos.

  • Palitos de pescado caseros.

  • Empanadillas con pescado suave como tilapia o bacalao.

La clave está en el ejemplo familiar

La pediatra Claire McCarthy, del Hospital Infantil de Boston, resalta que la mejor manera de lograr que los niños adopten una alimentación saludable es ofrecerla desde el principio y predicar con el ejemplo.

“Si los padres comen estos alimentos y los presentan de forma atractiva, es más probable que los niños también los acepten”, señala la especialista.

Conclusión

La neurociencia confirma que la alimentación influye directamente en la salud cerebral, y pequeños cambios en la dieta diaria pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo cognitivo, el estado de ánimo y el bienestar emocional.

Incorporar alimentos como bayas, ciruelas, boniatos y pescado graso no solo es recomendable, sino esencial para una mente activa, sana y en crecimiento.

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