Un nuevo objeto interestelar identificado como 3I/ATLAS ha generado una ola de especulaciones, temores y teorías en redes sociales, medios de comunicación e incluso en algunos sectores de la comunidad científica. ¿La razón? Su extraña trayectoria, su origen desconocido y la sugerencia de que podría tratarse de una nave tecnológica extraterrestre con posibles intenciones hostiles.

Aunque las agencias espaciales aseguran que no representa peligro alguno para la Tierra, el debate sobre su naturaleza ha abierto una nueva página en la historia de los objetos cósmicos que cruzan nuestro Sistema Solar.

¿Qué es 3I/ATLAS?

El objeto fue detectado a principios de julio de 2025 por el sistema de telescopios ATLAS en Chile y rápidamente fue clasificado como el tercer objeto interestelar jamás observado en nuestro vecindario cósmico, después de 1I/’Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).

Lo que distingue a 3I/ATLAS es su:

  • Trayectoria hiperbólica, lo que confirma que proviene de fuera del Sistema Solar.

  • Velocidad superior a los 220.000 km/h, imposible de alcanzar por cuerpos ligados gravitacionalmente al Sol.

  • Tamaño estimado de 10 a 15 kilómetros, mucho mayor que los objetos interestelares previos.

La teoría de la nave extraterrestre

La polémica surgió cuando el astrofísico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, y sus colegas Adam Hibberd y Adam Crowl, propusieron en un estudio preliminar que 3I/ATLAS podría ser una sonda tecnológica no terrestre, e incluso advirtieron sobre la posibilidad de que tuviera intenciones hostiles.

Según el grupo, la trayectoria del objeto parece “estratégica”: pasará cerca de Venus, Marte y Júpiter antes de ocultarse detrás del Sol en octubre, lo que dificultará su monitoreo durante semanas. El equipo planteó que este movimiento podría estar diseñado para evadir observación directa.

“No afirmamos que sea una nave alienígena con certeza, pero tampoco podemos descartar la hipótesis tecnológica,” señaló Loeb en una entrevista.
“Debemos tratar cada objeto interestelar como una oportunidad para investigar tecnologías potenciales más avanzadas que las nuestras.”

¿Qué dice la NASA y la comunidad científica?

La NASA, junto a astrónomos de la Agencia Espacial Europea (ESA) y de otras universidades, fue clara en su respuesta:

  • 3I/ATLAS presenta características típicas de un cometa: una coma (envoltura de gas y polvo) visible y posible formación de una cola, lo que es común cuando estos cuerpos se acercan al Sol.

  • No se han detectado señales de propulsión artificial, ni emisiones electromagnéticas sospechosas que sugieran tecnología inteligente.

  • No existe riesgo de colisión con la Tierra. Su aproximación más cercana será en noviembre, a unos 270 millones de kilómetros.

¿Podría ser una sonda oculta?

Aunque la mayoría de la comunidad científica considera que 3I/ATLAS es un cometa interestelar natural, la hipótesis de una sonda alienígena aún circula como parte de la llamada astroarqueología moderna y los estudios sobre posibles firmas tecnológicas extraterrestres.

Esta teoría se apoya en:

  • El precedente de ‘Oumuamua, un objeto también interestelar que exhibió aceleraciones no gravitacionales sin signos de desgasificación.

  • El hecho de que solo se han detectado tres objetos interestelares en menos de una década, lo que sugiere que podrían ser más comunes —o más significativos— de lo que se pensaba.

  • El interés creciente por los proyectos de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) que analizan datos de trayectorias inusuales.

Próximos pasos y observación

  • El perihelio (punto más cercano al Sol) de 3I/ATLAS ocurrirá a fines de octubre de 2025.

  • Entre octubre y noviembre, pasará detrás del Sol, lo que dificultará la observación con telescopios terrestres.

  • Astrónomos ya planean monitorear el objeto mediante infraestructura espacial y esperan recuperar la visibilidad durante su salida en noviembre.

Conclusión

Por ahora, no existe evidencia científica concreta que respalde que 3I/ATLAS sea una nave extraterrestre en dirección a la Tierra. Las agencias espaciales y observatorios internacionales lo clasifican como un cometa interestelar, sin signos artificiales ni riesgos para nuestro planeta.

Sin embargo, este evento vuelve a poner en el centro del debate la necesidad de estudiar con mayor profundidad cada visitante interestelar, ante la posibilidad —por ahora solo teórica— de que alguna de estas rocas cósmicas sea en realidad una mensajera de otra civilización.

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