Un nuevo objeto interestelar, identificado como 3I/ATLAS, ha capturado la atención de la comunidad científica internacional. Su inusual comportamiento y la forma en que refleja la luz han llevado al reconocido astrónomo Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, a plantear la posibilidad de que se trate de un artefacto artificial, e incluso una nave espacial impulsada por energía nuclear.

Un resplandor anómalo en el espacio profundo

En un artículo publicado este lunes en el portal Medium, Loeb analizó una imagen reciente captada por el telescopio espacial Hubble, en la que se aprecia un extraño resplandor delante del objeto 3I/ATLAS. Esta luminosidad podría estar relacionada con una «coma» —la nube difusa que suele rodear el núcleo de un cometa—, pero lo inusual es que el objeto carece de la típica cola cometaria brillante que normalmente se forma en el lado opuesto al Sol.

Según Loeb, esto podría indicar que la luz se genera por la evaporación del polvo acumulado en el lado soleado, o bien que 3I/ATLAS tiene una fuente de luz propia, un fenómeno altamente anómalo en cuerpos naturales.

¿Una fuente de luz central artificial?

El análisis de la luminosidad del objeto sugiere que emite unos 10 gigavatios, una potencia que, según Loeb, sería incompatible con su tamaño aparente si fuera un cuerpo pasivo. Esto implicaría que su tamaño real sería mucho menor al estimado, lo que lo pondría en el mismo rango que los otros objetos interestelares detectados previamente: ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).

Loeb también destacó que la trayectoria de 3I/ATLAS se encuentra finamente alineada con el plano orbital de los planetas del sistema solar, con un margen de error de solo cinco grados, algo que refuerza, según él, la hipótesis de un posible origen tecnológico.

Dos explicaciones posibles: ¿natural o artificial?

Loeb propuso dos escenarios principales para explicar el inusual brillo de 3I/ATLAS:

  1. Origen natural: Podría ser un fragmento de una supernova cercana que contiene material radiactivo capaz de emitir luz. Sin embargo, Loeb considera esta explicación «altamente improbable», dado que los elementos radiactivos en el espacio interestelar son extremadamente escasos.

  2. Origen artificial: Se trataría de una nave espacial impulsada por energía nuclear, cuya superficie frontal estaría liberando polvo acumulado durante su trayecto interestelar. Aunque Loeb reconoce que esta hipótesis aún carece de pruebas concretas, enfatiza que no puede ser descartada sin una investigación más profunda.

Oportunidad única de observación desde Marte

El objeto 3I/ATLAS pasará cerca de Marte en octubre de 2025, lo que representa una ocasión estratégica para estudiarlo más de cerca. Por esta razón, Loeb ha solicitado al equipo de la Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) que redireccione sus instrumentos hacia el objeto durante ese periodo.

“Cuantos más datos recopilemos sobre 3I/ATLAS, más cerca estaremos de comprender su verdadera naturaleza”, concluyó Loeb.

¿Un paso más hacia la evidencia de tecnología alienígena?

Avi Loeb no es ajeno a la controversia. En 2021, ya había generado un amplio debate científico al sugerir que ʻOumuamua —el primer objeto interestelar jamás detectado— podría haber sido una sonda extraterrestre. Su nuevo planteamiento con 3I/ATLAS revive el eterno debate entre los límites de la ciencia, la imaginación y la posibilidad de que no estemos solos en el universo.

Por ahora, la comunidad científica sigue dividida. Mientras muchos investigadores llaman a la cautela y al rigor metodológico, otros ven en esta anomalía una oportunidad única para desafiar nuestras concepciones sobre la vida y la tecnología en el cosmos.

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