Astrónomos han detectado la ráfaga rápida de radio (FRB, por sus siglas en inglés) más brillante jamás registrada, un evento que promete cambiar la forma en que entendemos uno de los fenómenos más misteriosos del universo. La señal, denominada oficialmente FRB 20250316A y apodada RBFLOAT (“Radio Burst: Fastest, Loudest Of All Time”), fue localizada con una precisión sin precedentes en las afueras de la galaxia NGC 4141, a unos 130 millones de años luz de la Tierra, en la constelación de la Osa Mayor.

¿Qué son las FRB y por qué importa este hallazgo?

Las FRB son destellos de radio ultrarrápidos y extremadamente energéticos provenientes de fuentes lejanas en el universo. Su duración es de apenas milisegundos, pero durante ese breve lapso pueden eclipsar en energía a todas las demás fuentes de radio de su galaxia.

A pesar de su potencia, las FRB continúan siendo un gran enigma astrofísico. Este nuevo hallazgo representa una oportunidad única para rastrear con precisión el origen cósmico de uno de estos eventos y avanzar en su estudio.

“Finalmente, tuvimos muchísima suerte de poder determinar la posición exacta en el cielo de este inusual evento”, declaró Mattias Lazda, estudiante de doctorado en la Universidad de Toronto y autor principal de dos nuevos estudios sobre el descubrimiento.

Localización precisa gracias a tecnología avanzada y un inesperado corte de energía

La señal fue captada por el Experimento Canadiense de Mapeo de la Intensidad del Hidrógeno (CHIME), una red de radiotelescopios que desde 2018 ha detectado miles de FRB. Esta detección se realizó gracias a una técnica llamada interferometría de línea de base muy larga (VLBI), que utiliza versiones más pequeñas del CHIME ubicadas en Columbia Británica, California y Virginia Occidental.

Un giro inesperado ayudó a los científicos: “Pocas horas después de detectarlo, sufrimos un corte de energía en uno de nuestros telescopios, lo cual fue crucial para determinar el origen de la ráfaga”, explicó Lazda.

“Si el evento hubiera ocurrido más tarde ese mismo día, habríamos perdido por completo nuestra oportunidad”, agregó.

Gracias a esta combinación de tecnología y suerte, los astrónomos pudieron rastrear la fuente de RBFLOAT hasta una región de apenas 45 años luz de diámetro, más pequeña que un cúmulo estelar promedio.

“Equivale a observar una púa de guitarra a 1.000 kilómetros de distancia”, destacaron los investigadores.

Una explosión brillante en nuestro vecindario cósmico

Aunque de corta duración —apenas una quinta parte de segundo—, RBFLOAT fue tan brillante porque ocurrió relativamente cerca, en términos astronómicos.

“Cósmicamente hablando, esta rápida ráfaga de radio está justo en nuestro vecindario”, comentó Kiyoshi Masui, profesor del MIT y afiliado al Instituto Kavli de Astrofísica.

Esto permitió a los científicos estudiar la explosión con un nivel de detalle sin precedentes, lo que abre nuevas posibilidades para comprender su mecanismo de origen.

No hay repeticiones… y eso cambia las reglas

Una de las mayores sorpresas es que, a pesar de su brillo, la fuente no ha vuelto a emitir ráfagas detectables. Los científicos revisaron más de seis años de datos de CHIME en esa región del cielo sin hallar repeticiones.

“Esta explosión no parece repetirse, lo que la diferencia de la mayoría de las FRB bien estudiadas”, explicó Cook, otro de los autores del estudio.

“Esto cuestiona una idea clave en el campo: que todas las FRB se repiten”, añadió, abriendo la posibilidad de que algunas tengan un origen explosivo y único, como colapsos estelares o fusiones de objetos extremos.

Dos estudios y una nueva era en la investigación de FRB

Los hallazgos han sido publicados en dos estudios en la revista Astrophysical Journal Letters:

  • El primero describe la detección y localización de la ráfaga.

  • El segundo presenta imágenes infrarrojas del telescopio espacial James Webb (JWST) del entorno galáctico donde se originó.

Juntos, estos trabajos no solo ofrecen nuevos datos sobre las FRB, sino que proponen su uso como herramientas para explorar la estructura y evolución del universo, más allá de su condición de curiosidades astronómicas.

¿Qué sigue?

El equipo de astrónomos espera que este descubrimiento marque el inicio de una nueva etapa en la investigación de FRB. Con detecciones más precisas y cercanas, y con el apoyo de telescopios como el JWST, se espera poder responder preguntas fundamentales sobre la naturaleza y el origen de estos intensos destellos cósmicos.

“Cada nueva FRB localizada con esta precisión es como encontrar una nueva pista en un rompecabezas cósmico gigante”, concluyen los autores.

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