La reciente aparición del cometa interestelar 3I/ATLAS ha despertado una mezcla de fascinación y preocupación entre astrónomos y aficionados al espacio, además de traer a la memoria las célebres advertencias del físico británico Stephen Hawking sobre los riesgos de un eventual contacto con civilizaciones extraterrestres avanzadas.

El objeto fue detectado por primera vez en julio de 2025 y ha generado gran interés en la comunidad científica por su comportamiento anómalo y su origen más allá del sistema solar. Aunque la NASA asegura que no representa peligro alguno para la Tierra, su trayectoria irregular y el hecho de que no pueda observarse directamente mientras pasa detrás del Sol han alimentado múltiples teorías e hipótesis alternativas sobre su verdadera naturaleza.

“El cometa 3I/ATLAS no representa una amenaza para la Tierra y permanecerá lejos. Alcanzará su punto más cercano al Sol alrededor del 30 de octubre de 2025, justo dentro de la órbita de Marte”, señaló la NASA en un comunicado oficial.

La agencia espacial destacó que el objeto permanecerá visible para los telescopios terrestres hasta septiembre de 2025, antes de perderse momentáneamente detrás del Sol. Se espera que reaparezca a comienzos de diciembre, lo que permitirá realizar nuevas observaciones y estudios.

Sospechas científicas y la hipótesis de una sonda interestelar

Entre los expertos que se resisten a considerar al 3I/ATLAS un cometa común figura Avi Loeb, físico teórico de la Universidad de Harvard, conocido por sus estudios sobre objetos interestelares como ʻOumuamua.

Loeb sostiene que no puede descartarse que el 3I/ATLAS sea una sonda o nave enviada por una civilización desconocida. En declaraciones recientes, instó a la comunidad científica internacional a tomar en serio la posibilidad de un contacto tecnológico de origen no terrestre.

“Nos preocupamos por amenazas existenciales como la inteligencia artificial o el cambio climático, pero no hablamos de tecnología alienígena. Deberíamos hacerlo”, afirmó Loeb.

Su posición ha vuelto a abrir un debate global sobre la búsqueda de vida inteligente más allá de la Tierra, recordando las advertencias del fallecido Stephen Hawking, quien alertó repetidamente sobre los peligros de intentar comunicarse con civilizaciones más avanzadas.

Stephen Hawking y la “hipótesis del bosque oscuro”

Durante la serie documental Into the Universe (2010), Stephen Hawking advirtió que un encuentro con extraterrestres podría ser desastroso para la humanidad.

“Si los extraterrestres nos visitan alguna vez, el resultado podría ser similar a cuando Colón llegó a América, lo cual no terminó bien para los nativos americanos”, afirmó el físico.

Según Hawking, una civilización capaz de viajar a través del cosmos probablemente haya agotado los recursos de su propio planeta y podría buscar nuevos mundos para colonizar. Por ello, recomendaba prudencia absoluta ante cualquier intento de contacto intencionado.

Su visión se relaciona con la llamada “hipótesis del bosque oscuro”, una teoría que sostiene que múltiples civilizaciones podrían coexistir en el universo, pero permanecen en silencio para evitar ser detectadas por otras más poderosas.

Desde esta perspectiva, emitir señales o información al espacio —como los proyectos que envían coordenadas, imágenes o datos sobre la Tierra— podría ser una maniobra peligrosa. Hawking se oponía firmemente a esos programas, advirtiendo que revelar nuestra posición podría atraer consecuencias impredecibles.

Una oportunidad científica única

Pese a las especulaciones, tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA) mantienen una postura cautelosa y científica. Ambas instituciones coinciden en que el cometa 3I/ATLAS ofrece una oportunidad sin precedentes para estudiar material formado en otros sistemas estelares, lo que podría ampliar el conocimiento sobre la evolución del cosmos.

“El tamaño y las propiedades físicas del cometa interestelar están siendo investigados por astrónomos de todo el mundo”, precisó la agencia estadounidense.

Mientras los telescopios continúan siguiéndolo en su paso fugaz, el 3I/ATLAS no solo ofrece información científica valiosa, sino que también reactiva el eterno debate sobre nuestro lugar en el universo y la prudencia que debemos mantener ante lo desconocido.

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