La Agencia Espacial Europea (ESA) ha desarrollado una simulación sin precedentes que recrea una tormenta solar extrema, similar al Evento Carrington de 1859, con el objetivo de analizar cómo afectaría hoy a los satélites, sistemas de navegación e infraestructuras eléctricas.
El ejercicio, realizado en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC), en Darmstadt (Alemania), formó parte del entrenamiento previo al lanzamiento del satélite Sentinel-1D, previsto para noviembre. Los resultados fueron contundentes: ningún sistema estaría completamente a salvo.
Una cadena de eventos devastadores
En la simulación, el Sol liberó una llamarada de clase X cuya radiación alcanzó la Tierra en apenas ocho minutos, provocando la caída de los sistemas de comunicación, el bloqueo de radares y la interrupción de señales de posicionamiento.
Poco después, una oleada de partículas energéticas —protones, electrones y partículas alfa— impactó sobre los satélites en órbita, dañando componentes electrónicos y alterando las lecturas de los instrumentos. Quince horas más tarde, una eyección de masa coronal golpeó el campo magnético terrestre, haciendo que la atmósfera superior se expandiera y el rozamiento de los satélites aumentara hasta un 400%, lo que modificó sus trayectorias y redujo su vida útil.
El impacto sobre la superficie terrestre habría sido igual de grave. La tormenta geomagnética podría sobrecargar las redes eléctricas y las tuberías metálicas, generando apagones masivos y fallos en infraestructuras críticas.
“El flujo de energía solar podría afectar a todos los satélites en órbita”, advirtió Jorge Amaya, coordinador de modelización del clima espacial en la ESA. “Una explosión del tamaño del Evento Carrington dejaría sin protección incluso a los satélites en órbita baja”, añadió.
Europe has just run its most extreme space weather simulation yet — a scenario so severe that no spacecraft was left unscathed. https://t.co/SvR7ZZ8idw
— SPACE.com (@SPACEdotcom) October 26, 2025
El desafío de proteger la tecnología
Los responsables del simulacro reconocieron la complejidad de mitigar los efectos de una tormenta solar de gran magnitud.
“No existen soluciones perfectas; solo se puede intentar mantener los satélites a salvo y limitar los daños”, explicó Thomas Ormston, subdirector de operaciones de Sentinel-1D.
Por su parte, Gustavo Baldo Carvalho, responsable de la simulación, subrayó que “no es cuestión de si ocurrirá, sino de cuándo”.
Durante la práctica también se activó el Centro de Seguridad Espacial de la ESA, creado en 2022, que coordinó la respuesta entre distintas misiones y departamentos, incluyendo la Oficina de Desechos Espaciales. Este trabajo conjunto permitió recrear un escenario realista, en el que los equipos de control debieron tomar decisiones rápidas ante fallos simultáneos en los sistemas de navegación y comunicación.
Europa se prepara para el clima espacial extremo
La simulación forma parte del programa europeo de seguridad frente al clima espacial, que busca fortalecer la resiliencia tecnológica del continente ante futuras tormentas solares.
En este marco, la ESA prepara la misión Vigil, cuyo lanzamiento está previsto para 2031. Este satélite se ubicará en el punto de Lagrange L5, desde donde podrá observar lateralmente la actividad solar y emitir alertas tempranas de eyecciones dirigidas hacia la Tierra.
Además, la agencia avanza en el desarrollo del proyecto D3S (Distributed Space Weather Sensor System), una red de sensores y satélites que permitirá monitorizar el entorno espacial en tiempo real. Gracias a este sistema, la ESA podrá recopilar datos precisos sobre radiación y viento solar, mejorando la predicción y protección frente a fenómenos solares extremos.
Conclusión:
La simulación de la ESA demuestra que una tormenta solar como la del Evento Carrington tendría efectos catastróficos en la tecnología moderna, pero también evidencia el compromiso europeo por prevenir y mitigar los impactos del clima espacial, un desafío que ya no pertenece a la ciencia ficción, sino a la realidad operacional del siglo XXI.
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