A pesar de décadas de exploración espacial y avances tecnológicos sin precedentes, la humanidad aún no ha logrado establecer contacto con civilizaciones extraterrestres. Lejos de las teorías conspirativas, científicos de renombre internacional sostienen que existen explicaciones racionales y científicas para este silencio cósmico.

El astrónomo estadounidense Carl Sagan, uno de los mayores divulgadores de la ciencia del siglo XX, sostenía que “el universo es un lugar muy grande; si solo estamos nosotros, sería un gran desperdicio de espacio”. Sin embargo, Sagan también advertía que las distancias interestelares hacen que el contacto sea extremadamente difícil, incluso si la vida inteligente es relativamente común.

Por su parte, el físico Enrico Fermi formuló a mediados del siglo pasado la célebre paradoja de Fermi, que plantea una contradicción inquietante: si el universo es tan vasto y antiguo, ¿por qué no vemos señales claras de otras civilizaciones? Para el astrofísico Neil deGrasse Tyson, esta paradoja sugiere que “quizás la vida inteligente sea más frágil de lo que pensamos y tienda a desaparecer antes de expandirse por la galaxia”.

Otra explicación proviene de la astrobióloga Jill Tarter, exdirectora del proyecto SETI. Tarter sostiene que el problema puede estar en nuestros métodos de búsqueda. “Estamos buscando señales de radio porque es lo que nosotros usamos, pero una civilización más avanzada podría emplear tecnologías completamente distintas”, ha explicado en múltiples conferencias.

El físico teórico Stephen Hawking también se mostró prudente frente a la posibilidad de contacto. Aunque consideraba probable la existencia de vida extraterrestre, advertía que el encuentro con una civilización avanzada podría no ser benigno, comparándolo con el impacto que tuvo el contacto entre culturas desiguales en la historia humana. Esta visión refuerza la idea de que otras civilizaciones podrían evitar comunicarse deliberadamente.

Finalmente, la científica planetaria Sara Seager, especialista en exoplanetas del MIT, subraya que la búsqueda apenas comienza. “Recién ahora tenemos la tecnología para detectar atmósferas de planetas lejanos. No encontrar vida todavía no significa que no exista, sino que estamos en una etapa muy temprana”, afirma.

Así, para la ciencia, el silencio extraterrestre no es una prueba de soledad cósmica, sino un reflejo de las enormes escalas del universo, nuestras limitaciones tecnológicas y el hecho de que la humanidad recién empieza a asomarse al cosmos con herramientas adecuadas.

/psg