Para el autor de Crónica de una Odisea, enfrentamos “no sólo una decadencia política, social y económica, sino que también el peligro de una decadencia de nuestra cultura cívica”. }

“No podemos acostumbrarnos”, apunta, “a que nuestro sistema educacional seguirá sin mejorar y que las actividades culturales de calidad continuarán decreciendo, que nuestro lenguaje será cada vez más pobre y que si no existiera un uso repetitivo y abusivo de los garabatos nuestras conversaciones serían muy cortas”.

Hay que invertir el rumbo, dice, y para eso el camino requiere “un esfuerzo colegiado que no convierta la adversidad en un muro infranqueable a los acuerdos”.

Se requiere, como apunta Gabriel Zaliasnik, “esfuerzo y disciplina y no mero voluntarismo”.

 Boletín semanal de Opinión de La Tercera por Juan Paulo Iglesia

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