Todo lo que ha leído y visto Enrique García sobre el secuestro del exmilitar venezolano Ronald Ojeda en Chile es como un gran déjà vu, y todo lo que opinó al respecto a El Líbero, horas antes de confirmarse que Ojeda había sido asesinado, fue como un mal presagio, pues ha ido ocurriendo. «Lo lamento mucho», dijo desde el extranjero al enterarse del fatal desenlace del caso que tuvo a Chile 10 días en vilo.

García trabajó 11 años como oficial de la Dirección General de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior de Cuba (luego «Dirección de Inteligencia») y advirtió que el servicio de inteligencia de Venezuela se formó en La Habana, por lo que junto con afirmar que el plagio del teniente fue hecho «por profesionales», dijo que «en mi experiencia, es evidente que en el secuestro hubo inteligencia venezolana«, lo que no excluiría el uso del crimen organizado transnacional en la misma operación con el fin de «encubrir» y «proteger a los verdaderos culpables».

¿Cuál sería el objetivo del crimen? «Pasarle un mensaje a los militares disidentes» del régimen de Nicolás Maduro. Y para eso no importaba el rango o qué es lo que sabía Ojeda. Según su visión del caso, el teniente incomodó al régimen desde Chile y este vio que era necesario mandar una señal en un país cuya colonia venezolana alcanzaba las 532 mil personas en 2022, siendo la mayor presencia extranjera en Chile.

Hay que recordar que el teniente Ojeda fue detenido por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Venezuela en marzo de 2017 y encarcelado en el penal Ramo Verde acusado de conspirar contra el Gobierno. Ojeda logró escapar y en diciembre de 2023 logró que Chile lo reconociera como refugiado político, pero el pasado 24 de enero de 2024 el Ministerio de Defensa de Venezuela publicó su degradación y expulsión de las Fuerzas Armadas por «traición a la Patria», junto a un listado de otros 32 exmilitares. Casi un mes después, fue secuestrado de madrugada desde su departamento de Independencia por cuatro hombres que se hacían pasar por PDI (en la foto).

El viernes 1 de marzo su cuerpo fue encontrado en una maleta, enterrado a 1,40 m. de profundidad y bajo un radier de cemento en una toma bajo un viaducto de Pajaritos, Maipú, comuna donde hace un tiempo se encontró también una casa de torturas del Tren de Aragua. Hay un venezolano de 17 años detenido y cuya formalización de cargos quedó fijada para mañana.

«No importa el país que te proteja, puedo llegar a ti»

«Cuando tú desapareces, secuestras o haces una acción contra un militar con estas características, están mandándole un mensaje a los demás militares de más y de menos rango de que pueden hacerlo a los demás opositores. Es decir ‘qué largo es el brazo de los servicios venezolanos, que donde quiera que te metas, no importa el país que te proteja, yo puedo llegar a ti’. Ese mensaje, en términos de inteligencia, se llama profilaxis. No es la persona en sí sola (la que importa) es el mensaje que deja», explicó García, agregando que Ojeda cobró particular visibilidad cuando protestó frente a La Moneda.

Su rango, o lo que haya sabido o que no, no sería algo determinante, «porque las dictaduras trabajan con mensajes, mensajes a veces subliminales y a veces no tan subliminales, como este caso».

«Harían cualquier cosa para encubrir que han sido ellos»

Pese a que debido a la reserva de la investigación del crimen, todo acercamiento a él sigue siendo especulativo, García recordó que tanto la Unión Soviética, como Cuba, el «alma mater» de la inteligencia venezolana, tenían un departamento que se dedicaba a trabajar contra los exiliados, donde «se realizaron asesinatos en el extranjero», e incluso hubo intentos sofisticados: «Yo tuve en mis manos el expediente de la ‘Operación 88’, que era para matar al general Fulgencio Batista» en España.

«Entonces, sí, los servicios de inteligencia de los países con dictaduras comunistas totalitarias sí secuestran, sí matan en el extranjero, sí hacen esas cosas. Por todas esas razones, a un tipo que les es incómodo, los pichones o los pupilos de la inteligencia cubana, como son los servicios venezolanos, sí son capaces de hacer ese tipo de operaciones», dijo recordando que también ha habido casos de encargos de gobiernos en Ecuador, Colombia y entre Rusia y Reino Unido. En esos casos, afirmó, la respuesta de los países debe ser firme: «La obligación de los países, no importa la ideología que tenga el gobierno de turno, debe ser tomarse en serio la violación de su territorialidad».

Para llevar a cabo estas operaciones, explicó, se infiltran personas, pero también se usa a la delincuencia, por medio de contratación o subcontratación.

«Vi las declaraciones que hizo Diosdado Cabello (…) ellos serían capaces, y esto es muy delicado decirlo, de hacer cualquier cosa para encubrir que han sido ellos los que han participado en esto. Entonces, no quiero decir qué va a pasar o qué puede pasar o qué puede haber pasado, pero sí, que pase lo que pase, lo encubran como lo encubran y que ahora aparezca que fue el Tren de Aragua o que fue no sé quién: no. Las dictaduras comunistas son dictaduras mafiosas, como es la dictadura cubana y la dictadura venezolana es otra mafia. Y las dictaduras mafiosas están asociadas con el crimen organizado«, aseguró, comentando que muchas veces ocurre que los integrantes de esas bandas tienen un pasado militar e incluso de inteligencia en esos países, «de ahí que tienen una formación profesional militar buena» y están fuera «o medio fuera» de ese mundo.

A su juicio, «lo más conveniente» para Venezuela sería echarle la culpa a un grupo criminal, que esa perdure como la versión oficial y que no se pueda probar ninguna vinculación con el Gobierno de Maduro, «que la conclusión final sea que fue el crimen organizado».

«Lo más triste que puede tener esto como final», dice, es que aunque se trate de responsabilizar a un tercero, «el mensaje no cambia (…). El mensaje ya está enviado«, cierra.

Original de El Líbero

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