Desde la última Cuenta Pública de Gabriel Boric, realizada en junio de este año, se instaló con fuerza en el ambiente político la idea de que el Mandatario habló en “clave electoral”, preparando el terreno para su eventual rol en el futuro del progresismo chileno.

Con el paso de los meses —y el avance de la carrera presidencial hacia La Moneda—, esa percepción no solo se ha mantenido, sino que se ha intensificado, en medio de críticas por presunto intervencionismo y protagonismo político.

Una Cuenta Pública con tono de campaña

Durante su última rendición ante el Congreso y la ciudadanía, Boric optó por un discurso más propositivo que evaluativo, dejando en segundo plano el repaso de su gestión para centrarse en una serie de promesas y anuncios que, inevitablemente, serán tarea del próximo gobierno.

Este gesto fue interpretado por analistas como un intento de blindar su figura y proyectarse como referente del progresismo más allá de su mandato. La idea cobró fuerza especialmente tras las elecciones primarias realizadas apenas seis días después, donde sus exministras Carolina Tohá (PPD) y Jeannette Jara (PC) se enfrentaron en una contienda clave para el oficialismo.

El triunfo de Jara y las críticas al rol del Presidente

La victoria de Jeannette Jara en dichas primarias no estuvo exenta de polémica. Diversos sectores criticaron a Boric por presunto intervencionismo a favor de la exministra del Trabajo, además de mantener un protagonismo excesivo durante la campaña.

Incluso, miembros del propio comando de Jara han manifestado incomodidad ante las constantes intervenciones públicas del Presidente, quien ha mantenido una presencia activa en el debate político pese a estar en la recta final de su administración.

Enfrentamiento con José Antonio Kast

Paralelamente, Boric ha sostenido frecuentes emplazamientos al líder republicano José Antonio Kast, consolidándolo como su principal antagonista político.

Un ejemplo de ello fue su cadena nacional durante la presentación del Presupuesto 2026, donde cuestionó directamente la propuesta de Kast de realizar un recorte fiscal de US$ 6.000 millones. Según analistas, este gesto habría posicionado a Kast como su eventual contendor futuro, reforzando la lectura de que el Presidente estaría actuando con cálculo electoral.

Encuesta Black & White: caída en la evaluación del Gobierno

En este contexto, la encuesta Black & White de esta semana reveló datos contundentes sobre la percepción ciudadana hacia la gestión de Boric y su futuro político:

  • El 64% evalúa mal o muy mal tanto los cuatro años de gobierno como la última etapa del mandato.

  • La desaprobación aumenta entre hombres, en el segmento socioeconómico ABC1 y entre personas mayores de 35 años.

  • El 51% considera que el desempeño del Gobierno ha estado por debajo de sus expectativas, cifra que también crece en los mismos segmentos.

  • El 55% cree que el Presidente piensa en su eventual regreso a la política, más que en el cierre de su administración.

Por otro lado, el 59% de los encuestados está en desacuerdo con la afirmación de que el Gobierno se haya “extremado” en esta última etapa, y un 63% no comparte la idea de que el Ejecutivo esté realmente enfocado en los intereses del país.

Evaluación general y principales preocupaciones

El sondeo indica que un 32% aprueba la forma en que Boric está conduciendo su Gobierno, lo que representa un leve aumento de un punto porcentual respecto a la semana anterior.

No obstante, el principal problema identificado por la ciudadanía sigue siendo la inseguridad, la delincuencia y el narcotráfico, mencionados por el 74% de los consultados como su principal preocupación.

En cuanto al manejo específico del tema, solo un 24% aprueba la manera en que el Gobierno está enfrentando la delincuencia, cifra que no registró variaciones respecto al estudio anterior.

Recta final con sabor electoral

Con apenas meses para el término de su mandato, Gabriel Boric enfrenta el desafío de cerrar su gestión en medio de un clima político polarizado. Mientras la oposición lo acusa de utilizar su cargo con fines partidistas, en el oficialismo persisten las dudas sobre cuánto de su discurso apunta realmente al legado de su gobierno y cuánto a su proyección personal.

El tiempo dirá si el Presidente logra consolidarse como referente del progresismo post-2026, o si su figura quedará marcada por un final de mandato tensionado por la política y la opinión pública.

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