A unas semanas del balotaje presidencial del 14 de diciembre, Chile entra en la recta final de una campaña marcada por el voto obligatorio, la incertidumbre sobre el comportamiento del electorado de Franco Parisi y un clima político tensionado por la proliferación de desinformación. En esta etapa, las candidaturas de Jeannette Jara (PC) y José Antonio Kast (Republicanos) afinan sus estrategias para conquistar a los votantes que en primera vuelta optaron por otras opciones.

Ventaja inicial de Kast y apoyos políticos

El abanderado republicano ya recibió el respaldo de Chile Vamos, conglomerado que enfrenta su propio reordenamiento tras la derrota de Evelyn Matthei, así como del Partido Nacional Libertado del exdiputado Johannes Kaiser, quien quedó en cuarto lugar. Algunos sondeos incluso sitúan a Kast como un eventual ganador con amplia ventaja sobre Jara, un escenario que para ciertos analistas “da por corrida” la carrera presidencial.

El desafío del oficialismo

Para Jeannette Jara, el panorama es más complejo. La candidata ha intentado integrar propuestas de otras candidaturas y anunció que suspenderá su militancia en el PC en caso de resultar electa, buscando ampliar su base de apoyo. Sin embargo, su principal reto es conectar con sectores que fueron esquivos en primera vuelta, especialmente de clase media y media-baja.

El electorado clave: los votantes de Parisi

Ambos comandos coinciden en que el “punto de convergencia” es el 20% de respaldo obtenido por Franco Parisi, un electorado descrito como volátil, desconfiado de la élite política, con motivaciones pragmáticas centradas en eficiencia económica y rechazo a la intermediación tradicional. Se trata del grupo que podría definir el resultado.

La académica Jaquelin Morillo, de la Universidad San Sebastián, señala que este segmento es particularmente vulnerable al fenómeno de “desactivación afectiva”, que ocurre cuando los votantes sienten que la competencia está definida de antemano.

“El voto obligatorio garantiza participación, pero no necesariamente un involucramiento emocional sostenido. Cuando se percibe que el resultado está decidido, el votante se desconecta y vive la elección como un trámite”, explica.

El impacto del entorno digital

Morillo subraya que la segunda vuelta estará fuertemente condicionada por la amplificación digital. En plataformas como X, TikTok e Instagram, cualquier error o contradicción puede viralizarse instantáneamente, afectando la percepción pública.

“Los votantes menos ideologizados, como los de Parisi, son especialmente sensibles a señales digitales negativas. Un mal manejo comunicacional puede modificar sus preferencias en horas”, sostiene.

La experta Javiera Delgadillo, de la Universidad de O’Higgins, coincide en que este proceso estará atravesado por un ambiente tensionado: “La desinformación y las ‘recetas mágicas’ para resolver problemas complejos ya fueron protagonistas en primera vuelta, y probablemente se intensificarán en esta etapa”, advierte.

Participación: ¿alta concurrencia o apatía encubierta?

Aunque el voto obligatorio asegura una participación elevada, los especialistas plantean que hay factores que podrían incidir en una baja motivación real, especialmente entre quienes no se sienten representados por Jara ni Kast.

El director ejecutivo del Instituto Res Publica, José Francisco Lagos, enfatiza que esta segunda vuelta representa un escenario inédito: “Por primera vez enfrentamos un balotaje con voto obligatorio. La incertidumbre respecto a los votantes de Parisi impide prever un resultado cerrado”, comenta.

Delgadillo añade que históricamente las segundas vueltas han mostrado giros inesperados, por lo que no es correcto anticipar triunfos holgados.

Desde la Universidad de Talca, el analista político Mario Herrera aclara que, a diferencia del voto voluntario —donde las segundas vueltas poco competitivas deprimían la participación—, hoy ese efecto está neutralizado.

“La evidencia indica que la ciudadanía ya internalizó el voto obligatorio. Sí podría aumentar el voto nulo y blanco, pero no debería caer la participación”, explica.

Estrategias finales de los comandos

Los expertos describen caminos divergentes para ambos candidatos.

José Antonio Kast

Herrera plantea que su estrategia debería ser simple y cautelosa:

  • evitar errores comunicacionales,

  • asegurar el traspaso natural de los votos de Kaiser,

  • integrar equipos de Matthei para transmitir gobernabilidad,

  • y captar una fracción del electorado de Parisi.

En ese contexto, proyecta que Kast evitará debates, delegará protagonismo a sus equipos y moderará sus apariciones públicas.

Jeannette Jara

La candidata oficialista, en contraste, deberá adoptar una estrategia activa:

  • salir en busca de votantes de clase media que no la apoyaron en primera vuelta,

  • ampliar su marco discursivo,

  • y confrontar directamente a Kast para recuperar terreno.

Sin embargo, la académica apunta a que Jara enfrenta una escasez de vocerías y una percepción de baja probabilidad de triunfo, lo que complica su capacidad de movilización.

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